A pulso y boli bic




jueves, 21 de julio de 2011

M.

Hoy. Para muchos un día normal. Para mí algo mucho más que eso, un día con significado especial. La verdad, no tengo ni la más remota idea de qué voy a hacer hoy, pero estoy segura de que cualquier cosa que haga no será comparable con lo que viví hace un año, un día arriba, un día abajo.
Un año. Qué rápido pasa el tiempo a veces. Y te preguntarás por qué he escrito esto, por qué me ha dado por recordar. Sinceramente, no lo sé. Creo que tú has sido una de mis metas por alcanzar, no sé si esto se puede considerar algo positivo o todo lo contrario. ¿Recuerdas cuando estábamos juntos? Contábamos las horas que faltaban para separarnos y prometimos que nos volveríamos a ver. Sí, lo conseguimos, después de mucho tiempo, después de muchos meses; lo conseguimos. Y te aseguro que para mí eso es un sueño cumplido, la cosa de la que más me enorgullezco. Al fin y al cabo tú y solo tú has sido la primera persona en hacerse un hueco aquí dentro, has sido el primero en ser importante para mí.
Supongo que después de todo este tiempo ambos hemos cambiado. Tú allí y yo aquí. Seguro que has conocido a mil chicas maravillosas y has continuado por tu lado. Yo, por mi parte, lo estoy intentando. Si te soy sincera, a veces cuesta despertarme y hacerme a la idea de que ya no estás, de no verte tirado a mi lado. Aunque creo que no merece la pena pasarlo mal a estas alturas, ¿no crees? Por eso hoy he vuelto a acordarme de ti en estos días. Hoy realmente lo que me gustaría sería estar perdida bajo una manta en la puerta de un observatorio aislado en el monte viendo las estrellas. Sin embargo, es algo totalmente imposible.
Pero con todo esto, lo que quiero que sepas, es que si cualquier día necesitas cualquier cosa; estoy aquí. Solo tienes que abrir una ventana en el chat, descolgar el teléfono o plantarte aquí. Y me tendrás, te lo aseguro; como amiga, como lo que sea, como lo que quieras y necesites para lo que necesites; para reír, para llorar, o simplemente hablar.
De verdad, gracias por haber aparecido en mi vida y cambiarla de golpe para mejor. Gracias por enamorarme en su día como lo hiciste. Un año después, aquí sigo con mi vida. Aquí sigo, pensando y sin hacerlo, sin ningún propósito en especial, tal vez buscando un príncipe de esos de película o quizá evitando que aparezca.
Y a ti, te deseo lo mejor, porque sin duda que mereces lo mejor. Y espero que por circunstancias de la vida volvamos a encontrarnos, porque volver a verte es algo que siempre me ilusiona.
Así que hoy levántate, mira la vida con una sonrisa y acuérdate de mí.
Gracias una vez más por haberme hecho la persona más feliz del mundo, porque después de mucho tiempo, he conseguido volver a serlo.
Atentamente, y con amor.

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