24.08.2013
Hacía tiempo que no escribía, que no lo hacía de verdad. Sin embargo hoy las palabras salen solas al mismo tiempo que mis sentimientos se desbordan. No tengo ni idea de cuando podré publicar esto, tal vez mañana o quizás dentro de un mes, y ni siquiera sé si llegarás a leerlo algún día. Aún a riesgo de que este blog que yo prefiero considerar mi pequeño diario personal haya caído en el olvido para ti, hoy tenía que volver a escribirte. Y por eso aquí estoy, me levanto a las cinco y media de la mañana y sin embargo he preferido no dormir para arrancar una hoja de la que era mi libreta de matemáticas y llenarla con un montón de palabras que para la mayor parte del mundo carecerán de sentido. Te reirías de mi caligrafía de verano si la vieses.¿Sabes? Dicen que cuando estamos tristes escuchar música triste hace que nos sintamos como si alguien estuviese consolándonos. Yo sinceramente no me siento consolada. La verdad, no sabría decir si estoy triste porque no sabría explicar cómo me siento, y tampoco sé cómo demonios debería estar. Pero estoy, de alguna forma indefinible estoy, y es inevitable no sentirme de este modo. Nos pasamos la vida esperando que nos pase algo y ese algo solamente ocurre cuando menos lo vemos venir. Un día cualquiera, sin más, pasa. Un día llega alguien y se cuela en nuestra vida, y nos la cambia. Ese es mi caso y ese es tu papel en mi historia. Quien diga que no cambiamos cuando una persona (imprescindible que esa persona nos importe de verdad) se hace un huequecito en nuestro corazón, no tiene ni la más remota idea de lo que es querer. Supongo que ya lo sabes de sobra, pero tú tienes una suite de honor dentro de mi corazón. No sé, ahora podría ponerme a nombrar y enumerar todos los motivos por los cuales te considero tan importante, pero creo que eso es algo que ambos sabemos ya demasiado bien y a nadie más le importa; pero en resumen, es mucho tiempo, muchos momentos, tantas sonrisas, tantos besos... Créeme si te digo que serán y son grandes recuerdos, intensos, inolvidables, irremplazables... Y hablando del tiempo, qué rápido pasa. No espera por nadie el cabrón. Aunque, a pesar de todo, tampoco serviría de nada detenerlo, porque al fin y al cabo todo tiene su momento y tanto tú como yo y como todos, necesitamos crecer, evolucionar, cambiar, cumplir nuestras metas, perseguir nuestros sueños y supongo que, en algún caso (siempre que sea imprescindible y justificado) cumplir con aquello que otros esperan de nosotros. Sin duda todo esto va a ser un gran cambio para los dos, y uff, no sabes qué vacío más grande se queda aquí conmigo. La vida sigue y esas cosas, pero nunca vendrá nadie como tú. Aparecerán otras personas, sin lugar a dudas, pero no serán igual que tú. Eres único. Todos lo somos. A pesar de todo, de la distancia, de las vueltas que da la vida, de las cosas que pasan, sabes que ocupas gran parte de mi desordenada mente y memoria, gran parte de ese corazón al que yo llamo patata y, bueno, sabes también que siempre serás bien recibido en mi bosque, señor del gran castillo de hielo y cristal. Vayas adónde vayas, ahora y a lo largo de tu vida, sé feliz, ¿me oyes? Consigue todo aquello que te propongas y que desees, porque puedes hacerlo. Vuela siempre bien alto, como siempre has hecho. Que nadie te diga que no eres capaz de hacer algo, porque miente. Yo estaré por aquí, o a veces aquí y otras allá, preocupándome por todas esas cosas que revolotean por mi cabecita y también por ti, creo que seguiré haciéndolo yo más que tú mismo. Buff, qué pedazo testamento. Parece que mi letra va tomando algún tipo de forma mientras el bic corretea por el papel. Tú... acuérdate de mí, ¿vale? Échame de menos aunque solo sea un poquito. Con cada tren que pase, no lo olvides. Y tampoco te olvides de mi nombre, ni de que que tengo un caballito de mar parecido al tuyo siempre bajo mi almohada y una foto de carnet en mi cartera y otra de un bebé precioso en mi mesilla de noche. Te tengo presente, con cada detalle has hecho que te tenga. Recuerda que tenemos pendiente un viaje, yo elijo destino, ya sabes. También sabes que te quiero.
Atentamente,
un pulpo con complejo de duende.
Zvarri.
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