Ignoro si afuera llueve o brilla el sol. He bajado la persiana, aunque tampoco es que tenga demasiadas ganas de siesta. No tengo ganas de nada. Por mí que caiga el diluvio universal, que llegue el apocalipsis o que se acabe el mundo. Hoy no importa. Hoy nadie es nadie y el mundo se va a la mierda. Tampoco voy a pensar en mí, hoy lo mejor es no hacerlo. Directamente, hoy es mejor no pensar.
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