El problema no es cuando nos quedamos sin palabras, el problema es cuando nos sobran. Qué bonito es el silencio y cuántas veces lo estropeamos. Vendería mi voz si a cambio el mundo pusiera una sonrisa por encima de los gritos, si valiera más un suspiro que un sollozo, una lágrima que un alarido. Pero no es el caso, y teniendo una visión realista jamás se dará la situación, como para tantas y tantas cosas que a veces se nos pasan por la cabeza y no sabemos por qué las imaginamos. Aunque pensándolo bien, si fuera muda no sé muy bien que haría. Si fuera muda... me comería tu pupilas, y cuando no lo hiciera, me perdería por ellas.
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