Cae la noche, niebla eterna, ocultarse ya la luz; frío llerno rompe, hiela, lagrimas del corazón. Sueña la vida que si he de morir, trozos de miedo, es duro vivir. Sueños de muerte, desvélate, santa condena, auto de fé. En nombre de la única religión, dictamos sentencia y te condenamos a la piadosa purificación del fuego y del dolor. En manos de Dios tu debes poner tu alma, tu hacienda y todos tus pecados; acepta a Cristo y encomiéndate, pues pronto darás cuentas a él.
Quisiera ser el viento para poder huir de mí, que calle el silencio, enmudezca el terror, quisiera no morir...
Me inventaré otra vida, mis sueños decoraré y los cubriré de tus besos -pensó- quemad mi alma también.
Reniegas de Satán de sus obras y sus vicios, de la necromancia de la magia y del tarot; yo soy la virtud de la Iglesia y sus principios, si no te arrepientes tu alma se condenará.
Hoy la libertad se ha quedado dormida y en silencio, hoy la libertad ha cerrado por defunción. Hoy la libertad se ha muerto de pena y melancolía, hoy no hay libertad. Hoy Dios no está aquí ni vendrá.
Quisiera ser olvido para nunca recordar... Quisiera ser brisa y así acariciar la vida una vez más. Qué fría es la promesa de otra vida junto a Dios si en esta ni estuvo ni supo de él, la verá su ataúd. Antes de morir y que el fuego haga su oficio, aceptéis a Cristo, a su iglesia y su poder, renunciéis al Dios que ama la naturaleza, Gaia son los mares del pecado y del terror.
Hoy la vida llueve penas, gotas de desesperación; mis lágrimas son ríos, venas, desangrándome el corazón.
La memoria de una mujer son los besos que recibió; en tus labios yo viviré y en tu olvido yo moriré.
Hoy mis lágrimas se quieren suicidar, acurrucadas, morir en tu piel; han nacido secas, tienen sed, mi llanto se quiere morir...
Como un beso prometido a tu alma es mi voz, soy lo muerto y lo vivido, soy la calma, soy tu Dios;
Si tus lagrimas se quieren suicidar, guárdalas, pues vas a llorar; llorarás océanos de Paz. uermete ya no hay dolor...
En nombre de la libertad, la fé en uno mismo y la paz, quemad las banderas, no a la religión.
En la tentación caigo diario, no hay mañana en la que no esté tentado de crear a un Dios humilde, justo, un Dios que esté en la Tierra, en los valles, los ríos, un Dios que viva la lluvia, que viaje a través del viento y acaricie nuestra alma; un Dios de los tristes, de los homosexuales, un Dios más humano,
un Dios que no castigue, que enseñe, un Dios que no amenaceque proteja, que si me caigo me levante, que si me pierdo, me tienda su mano, un Dios que si yerro no me culpe y que si dudo me entienda, pues para eso me dotó de inteligencia, para dudar de todo.
Ahora al fin soy aire y mi maldición caerá. El fin de esta iglesia muy pronto vendrá, mi voz despertará.
Padre nuestro, de todos nosotros, de los pobres, de los sin techo, de los marginados y de los desprotegidos, de los desheredados y de los dueños de la miseria, de los que te siguen y de los que en tí... Ya no creemos. Baja de los cielos pues aquí está el infierno, baja de tu trono, pues aquí hay guerras, hambre, injusticias, no hace falta que seas uno y trino, con uno solo que tenga ganas de ayudar nos bastaría. ¿Cuál es tu reino?, ¿el vaticano?, ¿la banca?, ¿la alta política? Nuestro reino es Nigeria, Etiopía, Colombia, Hiroshima; el pan nuestro de cada día son las violaciones, la violencia de género, la pederastía, las dictaduras, el cambio climático...
Padre nuestro de todos nosotros, ¿por qué nos has olvidado?. Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado, ¿por qué nos has abandonado?
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