A pulso y boli bic




lunes, 31 de diciembre de 2012

Carpe diem.

El tiempo corre deprisa, nunca se detiene. Por muchos intentos que llevemos a cabo siempre seremos incapaces de domarlo. No obstante a veces el tiempo avanza a nuestro favor, no deteniéndose ni acelerándose, pero de alguna forma lo hace. Es como un caballo que trota y galopa a su antojo por doquier, que nos lleva en su grupa sin arneses ni montura, pero que al mismo tiempo tampoco nos deja caer. El tiempo es necesario para descubrir que, a medida que pasa, aparecen en nuestra vida personas que llegan para quedarse. La concepción del tiempo es diferente para todos nosotros, para unos avanza muy deprisa, para otros apenas se mueve. Si tuviera que aportar mi propia conclusión de todo esto, sería... que yo crezco con el tiempo. A su paso va dejando una estela de recuerdos, algunos malos, pero muchos otros muy buenos, todos vinculados a personas, miradas y sonrisas. Ignoro lo que me aguarda en un futuro, porque el tiempo es algo incierto, sin embargo no es algo a lo que temo. Uno tiene que disfrutar del presente, aprovecharlo, ser un espíritu joven en un mundo que se ahoga. No puedo quejarme, ¿por qué iba a hacerlo? Tengo conmigo todo lo que quiero, o casi todo. Pero, sobre todo, tengo a todos a quiénes quiero. A todos. Ninguno ha perecido con el tiempo, y si alguno se ha apartado de mí, ha vuelto. No obstante, tampoco nadie se ha apartado, nadie nunca se había ido del todo. Y, si algo o alguien tiene pensado marcharse y abandonar la montura, me temo que yo no soy quién para impedir que se marche. A pesar de todo esto y posicionándome del bando del optimismo, el día a día es grato, liviano, para que sea más sencillo aprovechar cada momento como si ese mismo fuera el último. Porque, claro está, el último terminará llegando.Mientras tanto, no veo por qué no sonreír.


jueves, 27 de diciembre de 2012

Marea.



Decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo,
que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos.



lunes, 17 de diciembre de 2012

You can catch me, don't you run.

El viento no siempre sopla, y por consiguiente, la cometa no siempre vuela. Incluso cuando lo hace, a veces se enreda con cualquier cosa. En verano, el río no trae agua si no abren la presa. No podemos comernos una nuez sin antes romperle el cascarón. Las orugas no nacen siendo mariposas. La leche viene de otro sitio que no es el tetrabrick. Nunca saldrá una ecuación matemática sin despejarla previamente. No pretendas admirar las estrellas si el cielo está encapotado.Nunca nos han dado las cosas hechas, y no tienen por qué hacerlo. A veces las cosas hay que ganarlas, o esperarlas. Satisfacción es llegar por propios méritos a la cima de una montaña; resolver un acertijo; fabricar una idea a las tantas de la mañana. Satisfacción es todo aquello que nos hace asentir, cerrar los ojos y sonreír. Podría pasarme horas trazando una lista con todas las cosas que me provocan semejante sensación. Me dolería la muñeca de tanto escribir y mi caligrafía terminaría totalmente deformada. Sin embargo, esa lista tiene su orden y sus prioridades. Y las primeras líneas estarían ocupadas por un claro "ver sonreír a la gente me hace sonreír". Pero, claro está, las personas nunca somos del todo objetivas, y, dejándonos llevar por la subjetividad, hay muchas personas, y también muchas sonrisas... y todos, absolutamente todos, tenemos a una de ellas como favorita.


jueves, 13 de diciembre de 2012

El viento canta al otro lado de la ventana.

La atracción gravitatoria atrae a los cuerpos incluso aunque alguna ley lógica indique que éstos deban repelerse. Poco a poco se van acercando hasta que llega un punto en que colisionan, inevitablemente.


Anatomía de Grey

Los lazos que nos unen a veces son imposibles de explicar, nos unen hasta después de que parezca que deberían haberse roto. Algunos vínculos desafían la distancia, el tiempo y la lógica , porque algunos lazos, estan predestinados.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Las golondrinas siempre vuelven a casa.

Hay muchas formas de echar en falta las cosas, y a las personas. A estas últimas, por muy cerca que las tengamos, a veces las sentimos más lejos que nunca, aunque no sea así. A veces, no vuelven. No porque no quieran, sino porque no pueden. Y aprendemos a vivir con ello, o al menos lo intentamos. Pero no las olvidamos, eso nunca, en ningún caso. Después están ese tipo de personas que salen de nuestra vida de forma voluntaria, que se van porque quieren, o porque incluso en ocasiones las echamos. Esas personas igual de importantes que las primeras, pero que a diferencia de ellas, siguen ahí, en la otra acera, en la terraza de algún bar, subiendo unas escaleras. Y aprender a vivir sin ellas cuesta, porque no desaparecen, y nosotros tampoco podemos hacerlo. De estas tampoco nos olvidamos, puede que a veces lo que intentamos es recuperarlas. Dicen que el tiempo cura todo, que al final se acaban marchando, sin hacer daño. Yo es que la verdad nunca he probado. No se me dan bien esas cosas, y a decir verdad, creo que nunca he querido intentarlo.