Una sensación de incertidumbre la de no saber qué nos depara el mañana, el no saber qué va a ocurrir con nuestra vida, qué va a ser de nosotros, cómo nos va a ir. Es tan relajante y a su vez inquietante... No creo en el destino ni en la vida después de la muerte.Lo cierto es que me asustan más los vivos que los muertos. Me asustan muchas cosas, aunque no me guste hablar de mis miedos. El miedo es horrible, es una habitación oscura si escapatoria donde el silencio te pita en los oídos y puedes gritar pero nadie te escucha. ¿A quién le gusta el miedo? Sin embargo sí que me gusta la intriga, le da emoción a la vida. Prefiero no saber qué pasará al despertar, asomarme al dulce balcón de la ignorancia, para que al abrir los ojos, tal vez, pueda llevarme una alegría.
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