No siempre las cosas van mal, pero tampoco van siempre bien. Hay momentos para todo y momentos de todo tipo, y este no es precisamente un momento para dar saltos. Me sorprende como muchas veces hacemos un problema de un granito de arena, y de lo que nos lastimamos a nosotros mismos cuando empeoran las cosas. Me gusta buscar respuesta al por qué el ser humano se comporta así ante situaciones totalmente estúpidas, estoy de acuerdo en que no tiene lógica ninguna. Pero más allá de la razón, a veces el lado izquierdo del pecho nos indica muchas otras cosas. A veces es inevitable pasarlo mal cuando no hay motivos. Unas veces lo hacemos para tener la seguridad de que cuando escapemos de lo malo alguien echará a correr tras nosotros; otras, para llorar en hombro ajeno buscando un abrazo que lo solucione todo; y otras, otras quizá sea una excusa para no sentirnos culpables y así lavarnos las manos ante algo que queremos hacer y no queremos que nos acusen de culpables. No sé en este caso cual de las opciones debería escoger ni cual es la que me corresponde. Lo que sí que tengo claro, es que cuando pasa esto, lo que hay que hacer es arreglarlo, no quedarse sin saber que hacer. Aunque a veces, es mejor quedarse con la duda.
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