Que por un momento se esfume el mundo. Ponte los cascos, escucha la canción de tu vida o tu canción del momento. Sube el volumen al máximo o déjalo al mínimo. Aparta cualquier cosa que se te pase por la cabeza, que la mente quede en blanco. Escucha cada nota, cada acorde, entiende sin entender y a la vez comprendiendo cada verso. Cierra los ojos, venga, disfruta de la sensación. Evade cualquier detalle intruso. Si, así es, por un momento existe solo tú. Y cuando acabe la canción, cuando el segundero se quede a cero, despierta de nuevo, y te darás cuenta de que no has estado sola. Siempre habrá alguien en ese mismo instante, experimentando ese hormigueo, dando rienda suelta a sus sueños. Porque a pesar de todo nunca estamos solos, siempre hay alguien igual, semejante, alguien capaz de entenderte, alguien con el que te sientes a gusto en todo momento, una media naranja u otra naranja entera. Y, aunque a veces esté muy lejos, otras está mucho más cerca de lo que pensamos.
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