A pulso y boli bic




viernes, 24 de agosto de 2012

Marioneta.


¡Eh, tú! Me he perdido en mi propio bosque. Estoy encerrada y no sé salir de aquí, los árboles que un día estaban de mi parte guardando mis secretos se han vuelto en mi contra. Todo está oscuro y me siento más sola que nunca porque nadie puede oírme. Puedo ver a lo lejos tu castillo con sus torres de hielo sobresaliendo por encima de todo, con tus murallas más altas que nunca. No puedo encontrar el camino para llegar hasta él, ya no sé cómo hacerlo y estoy casi segura de que si lo consiguiera, la puerta estaría cerrada. Me ahogo en mis propias lágrimas y por las noches los recuerdos me asaltan traidores sin dejarme escapatoria. Me gustaría decirte muchas cosas, me gustaría poder sacarlas afuera y contártelas, pero tengo miedo, mucho miedo. Me asusta mirarte a los ojos y no ver tu mirada, esa que a veces yo conseguía ablandar; no quiero encontrarme con dos pupilas heladas. ¿Qué soy yo ahora para ti? ¿Sigo deambulando por los corredores de tu palacio o me he convertido en un simple fantasma? Mi bosque está en llamas. Esas de las que un día me hablaste y tanto me asustan... Yo no quiero eso, yo quiero que todo vuelva a estar como siempre, quiero volver a encontrar el camino del que he salido y quiero volver a encontrarme contigo al final de él. Quiero que tus barreras se derritan, aunque, ¿qué derecho tengo yo a pedirte eso? Por mí destruiría mi mente, y tal vez también tu castillo, pero no, no tengo derecho alguno a hacerlo. Sin embargo, mi mente sí que la destruiría ahora mismo sin pensarlo dos veces. No quiere quedarse en blanco, y solo sabe torturarme. Esto es un infierno. Un infierno cada día, y sobretodo cada noche. Me asusta cerrar los ojos, me atacan las pesadillas, se me anuda la garganta. Quiero irme, necesito irme, lejos de todo, de ti, de mí, quiero salir de la habitación oscura en la que me encuentro, quiero gritar. Me gustaría llorar, pero a veces ya ni siquiera me sale. Si existen las hadas madrinas, que vengan al rescate, por favor. Yo no sé ser la persona fuerte que se pide para este guión.


miércoles, 15 de agosto de 2012

Close your eyes.

Nadie es de piedra, o, si alguien lo es, yo no lo conozco. A veces las murallas se derrumban a pesar de llevar mucho tiempo edificadas. A veces hay cosas que duelen como puñaladas. Mira toda la multitud que te rodea, mira sus sonrisas. Podríamos jugar a adivinar cuáles son totalmente falsas, podríamos averiguar cuántas personas se esconden bajo máscaras. El dolor se puede tapar, o al menos puede intentarse. También puede superarse, o eso creo. La verdad es que a veces parece asfixiarte, parece un gas que no se puede inhalar. Parecen todos nuestros miedos convertidos en el monstruo de debajo de la cama. Es horrible, es lo peor y todos esos adjetivos que calificamos como malos. Pero dicen que la vida es una tómbola, y podemos decir que el dolor es uno de los "premios" que tocan. También podemos esperar, mientras intentamos ocultarlo con algún que otro antifaz, que después de la tormenta llega la calma. Que lo que no te mata, te hace más fuerte.