A pulso y boli bic




miércoles, 21 de marzo de 2012

Que paren el mundo, que yo me bajo.

Me enseñaron que la vida no es de color de rosas y tras, hacerme de rogar, hace tiempo no tuve más remedio que asumirlo. El blanco no siempre va a ser negro, el vaso medio lleno termina por vaciarse y las golondrinas emigran porque el invierno es jodido. Normalmente lloras por niñeces que parecen problemas, hasta que un día llega un problema con nombre y apellidos. Pero cuando llega, no lloras. Supongo que aprendes que el silencio es un gran compañero y que pocas voces igualan su quietud. No te queda más remedio que ir deshaciendo los nudos que se te van formando en la garganta y pasarte noches y más noches dando vueltas en la cama. Ojalá que el "nada es para siempre" también sirva para algo más que los cuentos de hadas. Al parecer no son buenos tiempos para los soñadores.

lunes, 12 de marzo de 2012

Enjoy the pleasure of the little things.

Me gustan los cuentos y creo en la magia. Sí, puedes pensar que es una cosa absurda o por el contrario pensar como yo. No tiene más explicación. Hay pocas cosas mejores que un cuento con final feliz o la ilusión que produce ver un truco de magia y preguntarte cómo diablos se hace. Ilusión, me encanta esa palabra. Qué insulsa sería la vida sin ilusión y, además, a todos nos gusta imaginarnos nuestro propio cuento de hadas.

sábado, 10 de marzo de 2012

Soplos de placer.

Poco a poco van quedando atrás todos aquellos que murmuran o permanecen en silencio y el suave frufrú del aire se va apoderando de mí dejándome incapaz de escuchar otra cosa. Todo aquello que entra dentro de mi campo de visión queda reducido al mínimo, aunque a la vez todos mis sentidos se abren y percibo cómo multitud de sensaciones se cuelan dentro de mí. Por una vez lejos de todo. Lejos de un mundo que quizá vaya demasiado deprisa para mí; lejos de personas que tal vez necesitan de mí y yo no sea la indicada para corresponderlas; lejos de cualquier tipo de discusión, de ralladas, de rutina o de monotonía. Por una vez solo estoy yo y solo importo yo. En ese momento poca cosa podría hacerme despertar de ese estado de ensoñación. No podría describir todas las emociones que se me pasan por la cabeza; es algo único, es... un pájaro que vuela. Sí, creo que eso es una vaga idea de cómo puedo llegar a sentirme. Y en ese instante, acelero. Uno tiene limitaciones siempre y cuando él mismo se las imponga; y yo en ese momento no podría ponerme un límite. No, por supuesto que no podría. La velocidad, cada vez más fuerte; murmullos lejanos, la sociedad por una vez se detiene y yo sigo adelante. Sí, solo yo, qué bien se está así. Y entonces, sucede, soy la reina del mundo.

jueves, 8 de marzo de 2012

Detengamos el mundo.

Nuestras lenguas saben a champán, adormecidas, perdidas, borrachas, anestesiadas.


domingo, 4 de marzo de 2012

Cosas que se esconden más allá de lo superficial.

Defino mi mente como un bosque. Sí, un bosque. Es amplia, en algunas partes es como si hubiese un camino definido y los árboles estuvieran perfectamente alineados abriendo paso a la senda, y en ellos se guardasen cada uno de mis pensamientos y mis recuerdos. En otras zonas no, sino que es todo lo contrario, todo se enmaraña y no hay claro que deje entrever una salida. En esta última es donde se juntan todos los miedos, las dudas, los nervios y los malos ratos; mientras que en la primera se agrupa todo aquello bueno que nos gusta recordar. Por supuesto todo lo bueno tapa a lo malo, sería un poco tonto llevarlo al fondo para no poder sacarlo cuando nos haga falta una sonrisa. Sin embargo tu mente es totalmente diferente a la mía a mi modo de ver. Tu mente es un castillo. Sí, un castillo inmenso, de hielo o de cristal. Si tu quieres puedes hacerla totalmente tuya sin que nadie sea capaz de advertir lo que estás pensando en un momento dado, como si hubiera una barrera infranqueable que la separase de todo lo demás; algo que para mí sería imposible dado que basta con mirarme para que alguna emoción aflore de mis ojos. Los corredores de tu castillo son largos y están llenos de puertas, secciones de tu vida, perfectamente clasificadas, alineando tus vivencias, tu modo de pensar y tus recuerdos; todo en un orden impoluto. Yo nunca he entrado ahí dentro, o eso creo. De cualquier modo a veces no es tan complicado saber lo que estás pensando o como te sientes. Tal vez yo no sea una profesional en la materia y no siempre acierte ni sepa en todo momento qué pasa por tu cabeza, pero no, no siempre ese hielo está totalmente pulido. Es inevitable que a veces se derrita un tanto, y para mí eso no es malo en absoluto. Estoy segura de que muchas de esas puertas están cerradas con llave, como muchos de mis árboles están fuera del alcance de cualquiera y no hay camino que lleve hasta ellos. Pero, ¿sabes? Hay algo de lo que estoy segura. Alguna de esas puertas de tu castillo lleva mi nombre, como en mi bosque también hay un sitio para ti. Puede que tras ellas se escondan cosas que conozco o que desconozco, recuerdos, momentos, no sé muy bien lo qué, pero sí, estoy segura de que yo ando por alguna parte de tu mente, por muy compleja que pueda llegar a ser. Y yo, mientras tenga claro eso, tengo claro que me perderé por tus pupilas; tal vez intentando salvar esa barrera que te envuelve, tal vez intentando llenar esos corredores con un poquito de mi ser.