A pulso y boli bic




viernes, 30 de diciembre de 2011

Un año más.

Otro año que se termina tras trescientos sesenta y cinco días con una variedad asombrosa y variopinta. Y ya van quince que se me acaban, escapándoseme de las manos como un pájaro que echa a volar hacia el sur en invierno. Sería absurdo, hoy por hoy, hacer un balance de todo lo que se ha podido vivir en todo este tiempo porque de sobra recuerdo cada uno de todos los momentos, buenos y malos, que me han acompañado. En el escritorio del ordenador, en una esquinita, están todas esas fotos como prueba de lo que hemos vivido, de lo que hemos cambiado, de lo que hemos pasado, para mirarlas en días como hoy y decir "todos estos detalles son el motivo por el cual hoy estoy aquí sonriendo". Una Navidad, un carnaval, San Valentín, mi cumpleaños, fiestas, campamento, verano, más fiestas, otra Navidad, y millones de días sueltos sin nombre en los que ha bastado cualquier estupidez para hacerlos especiales. Sí, es eso lo que poco a poco va cubriendo las páginas de este capítulo que se cierra, pero en esas páginas aparece algo destacado en mayúscula, en cursiva y en distinto color. Y ese algo son las personas, muchas, con nombre y apellidos, algunas a las que ni siquiera sabría poner nombre a su cara, no obstante son ellas las que han hecho de todo este tiempo algo único digno de recordar. Han sido mis amigas, mis amigos, con sus ocurrencias, sus tonterías, sus enfados tontos; han sido aquellos que sin conocerme me han saludado por la calle para sacarme una sonrisa; han sido personas desconocidas que me han dado la oportunidad de conocerlas y descubrir lo geniales que pueden llegar a ser; ha sido aquel capaz de hacerse un huequecito en mi patata con su forma de ser; han sido esos que un día buscaron hacerme daño, y al final tuvieron que rendirse ante el imposible o celebrar su victoria; han sido todos ellos, los cuales apartan toda monotonía de mi vida. Hoy es día treinta, si no me equivoco. Quedan unas horas para comer doce uvas y decir en alto "¡Feliz año 2012!" y que nos explote el móvil de tantos mensajes deseándonos lo mejor. Yo me adelanto un poco, porque mañana con tanto preparativo y tanta comida, no es momento para ponerme sensible, ¿no? Pues eso, esto se termina, a lo mejor no es lo que todos quieren,sin embargo, ya se sabe lo que se dice, que cuando acaba un sueño, acostumbra a empezar otro. Feliz 2012.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Atracamos en puerto.

Hay momentos en la vida en los que una siente que frena, pero sin dejar de acelerar; en los que somos perfectamente capaces de disfrutar al máximo todo aquello que vivimos sin pensar en los efectos secundarios de las cosas. Son momentos en los que podemos permitirnos eso de apretar el freno de mano y aprovechar cada instante como si fuera totalmente único. Y en el fondo lo es, porque nunca viviremos dos sensaciones iguales. La verdad es que me gusta eso de poder darle al "pause", cerrar los ojos y no vivir dependiendo del momento, sino para el momento. No siempre debemos vivir de las preocupaciones porque eso sea lo correcto. Hay veces en que es mil veces mejor dejarnos llevar.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Todo cambia y sigue igual.

Escuchar la risa de un niño pequeño es algo que siempre te transmitirá buenas vibraciones. Sí, míralos ahí, dirige la cabeza hacia abajo y verás ese curioso mundo del que una vez tú también formaste parte. Qué felices, qué inocentes, pequeñas criaturas ajenas a un mundo que con el paso del tiempo se va complicando. Recuerdo que cuando era pequeña lanzaba globos por la ventana con caritas felices de todos los colores pintadas. A veces subían tan alto que los perdía de vista, otras llegaban a manos de gente desconocida, que los miraba extrañados y acababa por sonreír. En Navidad, nunca dormía por las noches ansiosa de abrir mis regalos; contaba los días que faltaban para mi cumpleaños la primera semana de mayo; miraba con recelo a todo aquel que me superaba en estatura. Y ahora que yo ya he pasado por eso, que ya mido lo necesario para subirme a cualquier atracción, que tengo que pagar más por entrar en los sitios, me toca ver cómo otros ocupan el lugar que un día ocupé yo. Los viernes a la tarde, los parques están llenos, menos en invierno, pero no dejan de estarlo. Yo suelo andar por ahí cerca, sentada en algún banco, y miro de lejos que juegan a esas cosas a las que un día yo jugaba. Sin embargo todo pasa y yo estoy en otro capítulo de esta la que es nuestra novela. Aunque no queramos, llega un día en que esa inocencia que llevamos en los ojos desaparece y no podemos pasar de largo ante la vida. Suena realista, un poco triste, puede ser. Pero, ¿sabes? Hoy es víspera de Nochebuena. Mañana tampoco dormiré, esperando mis regalos, aunque ya no esté inquieta en la cama por intentar ver a Papá Noel. No obstante, eso es lo que al final cuenta, todos podemos seguir siendo niños, la clave está en no dejar nunca de creer.

martes, 20 de diciembre de 2011

Ni cómplices ni testigos.

Pisando despacito con cuidado de no hacer ruido ni levantar sospechas. Me deslizo por un pasillo a oscuras que por la noche atormenta, escuchando únicamente el leve "frzz-frzz" de los calcetines contra la baldosa. Sintiendo frío sin la presencia de mis mantas calentitas, llego a mi destino y me detengo, satisfecha de mi trabajo. Lentamente, abro y una luz por un instante me ciega, acostumbrada a la escala de grises que presenta la noche. Sí, ahí está, totalmente a mi alcance. Lo cojo con la más delicada de las delicadezas y me siento en el suelo, de piernas cruzadas, con la espalda contra la pared, cubriéndome de toda culpa. Así, en silencio, más a tientas que otra cosa, misión cumplida. Los dedos manchados de chocolate y virutas en mi boca son la prueba delatora. Mmm, chocolate, dulce chocolate. Nada mejor para hacer una escapadita de madrugada, nada mejor para sentirse de vez en cuando una cría.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Para gustos los colores.

Llovía. Aquella noche llovía a cántaros, hacía frío y el mar no estaba en calma. Pero ella no podía dormir por más que lo intentaba. Se levantó de la cama con su camisón blanco y el pelo alborotado. El aire y las gotas de lluvia repiqueteaban en su ventana. Cogió unas bailarinas y se puso una chaqueta cualquiera por encima para salir de casa, procurando no hacer el más mínimo sonido. Caminaba por las calles sin importarle lo más mínimo el agua que la mojaba; bajaba a la playa, decidida, pero a su vez sin buscar una dirección concreta y a un paso rítmico de procesión. Al llegar, se descalzó notando la arena fría y húmeda en sus pies, sin embargo ni se inmutó. Avanzaba notando la espuma de las olas mojándola con esa temperatura gélida que tiene el mar en el mes de diciembre. Llegó a los acantilados y subió con sorprendente agilidad sin despistarse y sin provocar ningún resbalón. Estaba ya totalmente empapada, calada hasta los huesos, con la melena chorreante y la ropa pegada a la piel. Se sentó en las rocas, en la más próxima al precipicio, sin miedo. De repente, un relámpago iluminó la bahía. Sonrió para sí, le encantaba esa escena. El viento continuaba y las olas rompían bravas contra la piedra, salpicándola hasta tal punto que a veces llegaban a mojarla por completo. Pero a ella le daba igual. Estaba asombrada ante el contexto que tenía ante sus ojos. Y es que, por mucho que el mundo lo piense, ese tópico es totalmente erróneo, no todo lo bonito siempre va atado a una calma aparente.

lunes, 12 de diciembre de 2011

FM 107.3 Radio Caos. Love is all you need.

¿Sabéis cuál es la cosa a la que se le dedican muchas canciones? Exacto gente, el amor. Bello, feo, triste, alegre, fuerte, débil, casto, sexy, violento, soñado, olvidado, antiguo, moderno...
Oh, sí, el ruido se convierte en sonido, el latido se convierte en ritmo. Fuerza gente, acelerad la vida a toda velocidad y nunca dejéis de hacer revoluciones. La luna se vuelve el sol, la noche el dia. Porque detrás de cada persona se esconde otra, quizás más buena, quizás más nueva, quizás la tuya.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Pequeños secretos de sumario.

Si hay algo que me gusta de una persona, es la sonrisa. No hay nada tan maravilloso como que una persona comparta contigo su sonrisa, que te la regale. No hay nada como ver dibujada en su cara la alegría y que te la contagie. Tampoco dos personas tendrán nunca la misma sonrisa, cada una es única y todas transmiten algo distinto. Llamémoslo timidez, alegría, miedo, cariño, aprecio, melancolía, amor, ternura, tristeza, pasión; llamémoslo X. Pero, lo que sí está claro, es una cosa: todas transmiten ese algo, y, ese algo, conquista.

jueves, 8 de diciembre de 2011

H de "hoy es festivo y hay que estudiar".

Mmm, cinco minutos más. Se está tan bien entre las sábanas... Bueno no, venga, va siendo hora ya. Dios mío, qué pelos, qué cara, qué pintas. En fin, ¿qué más da? Aquí solo estoy yo, así que da igual, todos nos hemos sentido orco alguna vez. Qué hambre, me haré una tostada, la engulliré y me pondré manos a la obra. Madre mía, matemáticas, nunca dejarán de atravesárseme, pero es lo que toca. ¡Mierda, mierda, mierda! ¡La tostadora! Uf, menos mal. Venga, venga, traga, más rápido. Bien, ya, estoy lista. Mente, ni se te ocurra desviarte, no me puedes fallar. Concéntrate, estudia, razona, memoriza y practica. Así, perfecto. Buf, se notan las horas, poco a poco vuelan. Bien, descansaré un rato. Me daré una ducha. ¡Ay, que frío! Odio quitarme la ropa en invierno pero... mmm, ¡qué gusto estar bajo el agua calentita! Así, mucho mejor. Me visto, me envuelvo en la bata y, zas, venga, no puedo parar. Seguiré con mates, uuh, que plan tan genial. Y fuera, hace sol. Qué rabia. Yo podría estar por ahí, haciendo el tonto, mi rutina diaria. Pero no. Hoy no, hoy toca ser responsable. Hoy toca hacer las cosas. De vez en cuando, todos nos vemos obligados a hacerlas. 



miércoles, 7 de diciembre de 2011

Perspectiva.

Si realmente quieres hacer algo, encontrarás una manera; y, si no lo quieres, encontrarás una excusa.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Cuando Harry encontró a Sally.

Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loca, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté sola ni tampoco porque sea Nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible".

sábado, 3 de diciembre de 2011

Aquí no existe el freno de mano.

Todos no hemos tropezado alguna vez con una piedra cuando íbamos caminando. Tropezar es inevitable porque como humanos nunca prestaremos el cien por cien de nuestra atención a dónde pisamos. Pero a veces somos demasiado conscientes de que unos pasos más adelante nos espera una caída y no somos capaces de evitarlo.Y, cuando caemos, nuestra mente analiza todos los detalles de nuestra caída sin la posibilidad de frenarla en un momento dado. Consecuentemente, cuando llegamos al suelo nos hacemos daño, y la herida a veces sangra. Como reacción a esto tenemos la opción de aguantar o simplemente se nos saltarán las lágrimas del dolor ocasionado. En mi caso, escojo la segunda. Sí, mírame, me estoy cayendo y no toco todavía tierra firme. Soy capaz de entrever todo lo que pasa a mi alrededor, sé quiénes son conscientes de mi caída y quiénes salen perjudicados. Pero no puedo parar, no tengo nada donde agarrarme para frenar todo esto. Me precipito al vacío, solo estamos yo y un todo negro.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Afuera se forman charcos.

Llueve a cántaros, y no me gusta la lluvia. Sin embargo me relaja el repiqueteo de las gotitas en el cristal de la ventana. Podría pasarme horas así, escuchando el leve "clop-clop" que no cesa, con los ojos cerrados, recostada sobre la pared. Porque a veces, el silencio, dice mucho más que las palabras.

martes, 29 de noviembre de 2011

Morfeo.

Entonces llegó a su habitación y cerró la puerta. Se desabotonó la blusa y dejó que sus vaqueros cayeran al suelo. Cogió una camiseta ancha y subió a su cama, acurrucándose entre las sábanas y abrazándose a su almohada. Fuera hacía mucho frío, podía sentirlo. Sin embargo a ella no le importaba, estaba tan bien... Por un momento dejó la mente en blanco, liberándose de cualquier pensamiento que pudiera aturdirla o perturbar su calma. Notó como sus músculos se relajaban y sus pies entraban en calor. Se sentía bien. Puede que no hubiera un motivo especial o tal vez ese motivo si que existiera. Tal vez tuviera nombre y apellidos, incluso. No obstante, fuera cual fuere la razón de su felicidad, se sentía de maravilla, como si fuera capaz de de tocar las nubes con tan solo estirar la mano. Y así, poco a poco, llegó el sueño; apoderándose de ella lentamente hasta que cayó rendida ante él, con una sonrisa dibujada en su cara, totalmente inocente.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Taxi, por favor.

A lo largo de la vida nos vamos a encontrar con momentos mejores y con momentos que quizá no nos hagan más que daño. Va a haber días buenos y otros no tanto, sonrisas y lágrimas como las que más. Habrá veces que no estemos cuando tengamos que estar y nos equivoquemos, y otras en las que estemos en el lugar y el momento adecuados para tender una mano. Poco a poco vamos creciendo, madurando, aunque yo siempre haya ido en contra de esas cosas. Si tuviera que expresar con una sola palabra mi estado de ánimo actual sería agridulce. Ni bien, ni mal. Como si tuviera que cargar con el peso del paso de los años sin una razón. Me da vueltas la cabeza, no con cargo de conciencia, pero nunca me han gustado los juicios. Esto es lo que parece, un juicio, un simple juicio. Y la verdad, en este, declararé, pero no me reconoceré culpable.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

No le busques nunca sentido lógico a las cosas.

Empecemos cerca, un poquito más lejos de la frontera. Burdeos, rodeada de viñedos, a la orilla del mar. Después, comenzaremos a alejarnos, siempre mochila en mano, con una cámara de fotos y poco más. Miramos al cruzar, por si nos atropellan, y corremos hacia Berna. Suiza, los alpes, la nieve, el frío, la altura, no suena mal. Venga, sin pararnos llévame a Italia, quiero ir a Roma, ciudad por excelencia romántica y pedir un deseo en la Fontana di Trevi; quiero bajar hasta el sur, hacia Nápoles, y luego visitar la Toscana con sus inmensos prados. Más tarde Austria y parar en Viena, pasar por Hungría, luego Rumanía. Si, para ahí, en el castillo de drácula, sin embargo para poco, porque quiero llegar hasta Atenas y ver el partenón, e intentar ver Creta desde el puerto. Para no cansarnos, cogeremos el primer vuelo al norte. Vámonos a Noruega, por favor, a sentir el vacío desde lo alto de los fiordos, y a Finlandia, quiero conocer la casa de Papá Noel. Deberíamos pensar en volver antes de que nos echen de menos, pero pensándolo bien... no, quiero más. Próximo destino, Berlín. Oh, no puede faltar en nuestro viaje, es una de mis preferencias. Acto seguido corre hacia Amstedarm y paseemos por los canales de la ciudad en barca. Después de un par de días, echaremos a nadar y llegaremos a Londres, e iremos al Big Ben a medianoche para ver el Támesis iluminado, y cenaremos algo en algún autoservicio barato. Por último, Dublín, iremos de fiesta a Temple Bar y acabaremos borrachos a base de Guiness. Y después, al terminar, estaré tan cansada que me llevarás a casa en brazos, nos despediremos en el portal y, antes de irte, me prometerás que nada de esto ha sido un sueño.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Detrás del telón se esconden los apuntadores.

Normalmente, por norma general, la mayoría de la gente busca destacar y se reconocida por algo a lo largo de su vida. Qué menos que un patinador profesional quiera ser el mejor entre sus rivales, que la ambición de un erudito sea descubrir algo que nadie ha descubierto todavía. Sin embargo, a pesar de que el porcentaje de personas con tales propósitos es muy alto, existe uno más reducido, casi invisible. Y es que no a todos nos gusta destacar. A mí no me gusta. Me gusta pasar desapercibida, prefiero resultarle indiferente a la mayoría de la gente. Así nadie espera nada de mí, nadie me presiona, no me envuelvo en asuntos ajenos, no tengo por qué obedecer a la norma general. Pero, aparte de todas estas razones, si por un motivo quiero ser pequeña en un mundo de gigantes, es para que solo aquellos que se paran a mirar con detenimiento a su alrededor, vean mi sonrisa. Para que la vean sólo aquellos que le den importancia también a lo más insignificante.



domingo, 6 de noviembre de 2011

Pequeños placeres.

No hay nada mejor que un arco iris después de la lluvia, que la calma después del viento, que un beso en los labios, que un helado en invierno.

sábado, 5 de noviembre de 2011

We are just dreamers.

It was raining when I met him. Before telling this story, I must say this is a story of "girl meets boy" but it isn't a love story.
He was a strange boy. He was tall and very thin. He had black and curly hair and enormous green eyes. I was impressed by his smile. I never knew his name, he never talked a lot.
We went to the park everyday and we contemplated the sky and the river. When it was raining, he always took his guitar and I listened his songs. They were beautiful compositions, they were... wonderful, soft, precious. The lyrics told about a new world, mysterious places, lost old cities, lost oceans, lost forest...
While I was with him, I never felt alone. I was happy and I had no problems. But one day he dissapeared. He wasn't in the park and I didn't hear the chords of his guitar anywhere.
I cried a lot and I was very hurt. I was alone. At night, I saw a new e-mail in my computer. I didn't know the sender:
"The life is just a dream, and we are just dreamers. I need to pursue my dreams. I need to arrive to unknown places. I want to be free. Forget me not."
A goodbye message. He wrote this letter from me.
I grew, six years passed and I am still here, in the park. I learned to play the guitar and now I am a little composer. I really miss his smile. I miss him. But he wasn't here.
Although, I don't forget him. I will never forget him.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Soñar siempre ha sido gratis, y algo muy bonito.

Ese momento justo antes de ser consumida por el sueño, con la luz apagada, con el calorcito de las sábanas contrastando con el frío de la pared. Yo suelo abrazarme a la almohada y ponerme los cascos muy bajito, preferiblemente escucho baladas. Y entonces ocurre, como algo automático, mi mente se libera y los pensamientos vuelan como golondrinas emigrando al sur. Aparecen imágenes en mi cabeza, algunas en forma de recuerdo, otras en modo subjuntivo expresando deseo, y se mezclan entre ellas formando y modelando historias a su antojo a ritmo de unos acordes que poco a poco se apagan. Suelen ser historias bonitas, de esas que volverías a escuchar. Pero cuando me acerco al final, al momento al que quiero llegar, en una centésima de segundo mi conciencia se cierra, devastada por el cansancio, y cualquier posibilidad de soñar con el final de mi cuento, cae en el olvido.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Todo humano se equivoca cuando intenta ser feliz.

Muchos podrán decir que a lo largo de mi vida he metido la pata muchas veces y desde luego no voy a negar yo tal verdad. Sí, he hecho daño, más verbal que físico; he lastimado, tal vez sin querer y alguna que otra vez queriendo; he hecho a más de uno llorar. Me declaro culpable de todo eso y de los errores que aún no he cometido y que en un futuro cometeré. Puedo ser mala, violenta, puedo gritar, ser en ocasiones maleducada y salirme de mis casillas. Claro que lo hago, porque no soy perfecta. No, no lo soy. Claro que no soy perfecta, soy humana.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Pensamiento subjetivo.

Según los hipócritas, el mundo, está divido en tres grandes bloques: la gente adinerada, la sociedad trabajadora y aquellos pobres desgraciados. Pero todos se equivocan, ya que realmente se divide en astrónomos y astronautas. Los astrónomos se dedican a trabajar para llegar a conseguir un sueño y llegar a lo más alto.
Los astronautas, lo consiguen.

lunes, 31 de octubre de 2011

A la mierda.

Llega un momento que explotas, que tienes miedo, que lloras, que gritas, que te sientes sola. Un momento donde no puedes más, donde agonizas, donde se tuercen las cosas. Ese momento es ahora, mi ahora, mi momento. Pero una vez leí por ahí, que la gente llora no porque sea débil, sino porque lleva mucho tiempo siendo fuerte.


viernes, 28 de octubre de 2011

Madurar son palabras mayores.

No siempre las cosas van mal, pero tampoco van siempre bien. Hay momentos para todo y momentos de todo tipo, y este no es precisamente un momento para dar saltos. Me sorprende como muchas veces hacemos un problema de un granito de arena, y de lo que nos lastimamos a nosotros mismos cuando empeoran las cosas. Me gusta buscar respuesta al por qué el ser humano se comporta así ante situaciones totalmente estúpidas, estoy de acuerdo en que no tiene lógica ninguna. Pero más allá de la razón, a veces el lado izquierdo del pecho nos indica muchas otras cosas. A veces es inevitable pasarlo mal cuando no hay motivos. Unas veces lo hacemos para tener la seguridad de que cuando escapemos de lo malo alguien echará a correr tras nosotros; otras, para llorar en hombro ajeno buscando un abrazo que lo solucione todo; y otras, otras quizá sea una excusa para no sentirnos culpables y así lavarnos las manos ante algo que queremos hacer y no queremos que nos acusen de culpables. No sé en este caso cual de las opciones debería escoger ni cual es la que me corresponde. Lo que sí que tengo claro, es que cuando pasa esto, lo que hay que hacer es arreglarlo, no quedarse sin saber que hacer. Aunque a veces, es mejor quedarse con la duda.

jueves, 27 de octubre de 2011

Aún estamos a tiempo de parar una explosión.

Deberías saber, por poco que me conozcas, que hay tres cosas clave que me caracterizan. La primera, que soy infantil, a si que no esperes de mí madurez ni sensatez. La segunda, que sé de sobra la diferencia que existe entre razón y corazón, y por lo tanto que estos dos nunca jamás se han entendido. Y por último, pero no por ello menos importante, que soy bipolar, puedo reír y al segundo llorar sin motivo alguno ni explicación existente. Así que, si sabes esto, deberías deducir que en este momento estoy en pleno debate "cabeza y corazón". Pero, siendo fiel a mis principios, mientras intento con toda mi alma apartarte de mi mente, por dentro algo grita "bésame, jodido hijo de puta".

martes, 25 de octubre de 2011

Llegan las nubes de tormenta.

Me saludan las gotitas de lluvia desde mi ventana formando siluetas tras el cristal. La calle está vacía y el viento mece las copas de los árboles. Ya es otoño, parece mentira que a veces el tiempo vuela, que ayer hacía sol, que estábamos tumbados en la arena viendo como se deshacían las nubes sobre nosotros. Llevo el pijama rojo y negro, el calentito, el que tanto me gusta, y calcetines de esos que nunca enseñamos porque son horteras. Mírame, por favor, doy vergüenza. Y sin embargo me sonrío delante del espejo. He cambiado, al menos un poquito. Me siento algo mayor, igual hasta parezco un poco más madura. Es extraño, a mí me gusta verme como una niña pequeña. Una de esas que finge enfados tontos para llamar tu atención, que si te ríes te saca la lengua, que me cruzo de brazos y te doy la espalda disimulando una risita para hacerte rabiar. Sí, supongo estoy cambiada, pero al fin y al cabo, hay cosas que siempre siguen ahí. No puedo evitar sonreír. Una de ellas, es que me encanta mi sonrisa.

sábado, 22 de octubre de 2011

Be yourself.

- ¿Puedo saber tu nombre?
- Anónima.
- Anónima... ¿Es griego?

viernes, 21 de octubre de 2011

Bienvenido a la república de mis sentimientos.

Yo de pequeña soñaba que cuando me hiciera mayor conocería a un príncipe y tendría mi propio cuento de hadas, pero no fue así. Me quedé sin trono, sin castillo y sin corona, y entonces pensé que tarde o temprano, vendría un duque o un conde para reemplazarlo. Sin embargo, tampoco fue así y volví a tropezar de nuevo en mi mismo error. Ahora, después de tanto tiempo, entiendo que los príncipes no existen, que los cuentos se acaban, que los finales no siempre son felices. Por eso he decidido escribir yo misma mi historia, estoy cansada de que me la pinten. Porque prefiero equivocarme y corregir mis propios errores que caer en algo que nunca he pretendido, porque no me importa llenar mis páginas de tachones mientras que sean míos. Y en mi historia todos esos que un día se fueron, aparecen. Aparecen otra vez con sus palacios, con sus promesas. Pero esta vez no, esta vez no. He corregido mi falta con el Bic rojo y ya no se acercan, no dejo que lo hagan. Porque por una vez, supongo que hay algo que me frena.

jueves, 20 de octubre de 2011

No tienen por qué repelerse los polos con la misma carga.

Que por un momento se esfume el mundo. Ponte los cascos, escucha la canción de tu vida o tu canción del momento. Sube el volumen al máximo o déjalo al mínimo. Aparta cualquier cosa que se te pase por la cabeza, que la mente quede en blanco. Escucha cada nota, cada acorde, entiende sin entender y a la vez comprendiendo cada verso. Cierra los ojos, venga, disfruta de la sensación. Evade cualquier detalle intruso. Si, así es, por un momento existe solo tú. Y cuando acabe la canción, cuando el segundero se quede a cero, despierta de nuevo, y te darás cuenta de que no has estado sola. Siempre habrá alguien en ese mismo instante, experimentando ese hormigueo, dando rienda suelta a sus sueños. Porque a pesar de todo nunca estamos solos, siempre hay alguien igual, semejante, alguien capaz de entenderte, alguien con el que te sientes a gusto en todo momento, una media naranja u otra naranja entera. Y, aunque a veces esté muy lejos, otras está mucho más cerca de lo que pensamos.

jueves, 13 de octubre de 2011

Cerramos la puerta con llave y dejamos encerrado al que necesita salir.

Puedes escribir cosas preciosas el amor, sobre lo que sientes hacia otra persona y sobre el dolor que causa un corazón roto. Pero, si quieres mi opinión, escribir sobre el amor es lo más fácil que hay. Por eso es menos la gente que habla sobre el dolor de una pérdida, sobre las guerras, sobre el cáncer, sobre la contaminación o sobre el terrorismo, porque es más difícil expresar la sensación que te causa eso.
Hoy ha sido un día normal, monótono. Sin embargo hoy me he sentido mal, y no ha sido porque me ha rechazado un chico ni porque me ha pasado algo con mi novio. Me he sentido mal porque hoy he sentido el dolor de otra persona. No es la primera vez, en abolsuto, pero no obstante hoy es la primera que de verdad he podido saber lo que en ese momento debería estar experimentando. Dime, ¿cómo te sentirías si de repente te vieras solo ante una multitud que no conoces? ¿Cómo reaccionarías? Imagina que estás en el medio de todos, mientras te gritan, mientras se ríen, mientras se enfadan y te abuchean, te critican y patalean. Imagina que cuestionan lo que sabes por simplemente enseñarlo de forma distinta a los demás. ¿Cómo te sientes? No hace falta que lo digas, ya sé la respuesta, y cualquiera podría adivinarla. Te sientes una puta mierda. No tiene otra definición. Sientes que no vales nada, un fracaso, te sientes humillado. Tienes ganas de salir corriendo y escapar aunque sabes que no puedes. Entonces, cuando llegas a casa, seguro que te quitas la chaqueta y te encierras, y procuras olvidar aunque no das, le dices a tu madre que todo ha ido bien y que mañana es otro día, y no sé si lloras porque llorar es algo demasiado íntimo que depende de la persona. Pues eso he visto hoy. Y no me ha causado la menor satisfacción. Pero lo peor de todo, es que a veces estamos tan encerrados en nosotros mismos que no somos capaces de advertir el dolor de los demás.

martes, 11 de octubre de 2011

El nombre de la rosa.

De todos los rostros del pasado que se me aparecen, aquel que veo con más claridad es el de la muchacha con la que nunca he dejado de soñar a lo largo de todos estos años. Ella fue el único amor terrenal de mi vida, aunque jamás supe ni sabré su nombre.

lunes, 10 de octubre de 2011

Nuestras lenguas saben a champán, adormiladas, perdidas, borrachas, anestesiadas.

Me gusta que cuando hace frío por la mañana, me abraces por la espalda y metas la mano en el bolsillo de la sudadera. Me gusta que después me piques, me ría y me hagas cosquillas para hacerme rabiar. Me gusta eso de callarnos con un beso, y que ese beso termine y empiece otro más. Me gusta perderme contigo por calles en las que nunca había estado o negarme a subir cuestas interminables y acabar en algún lugar desconocido. Te echo de menos, echo de menos tus labios, y todo lo que va con ellos. Cuento los días para que vuelvas. Ah sí, que me olvidaba, te quiero.

Gotitas de mar en los labios.

Supongo que a lo largo de mi vida siempre se me han planteado dos caminos. No es que uno sea bueno y el otro malo, para nada.El primero hasta ahora ha sido el más largo, fue el que tomé de hace dos años a aquí. Fue ahí donde me tropecé contigo y te conocí, donde me hiciste feliz, donde los dos la cagamos. Fue en ese donde me perdí y durante tanto tiempo estuve buscando otra vez la salida. Fue en ese donde después de volver a tomar rumbo volviste a aparecer, y ahí lo de desviarme de nuevo fue cosa mía. Porque no se puede cometer el mismo error dos veces, la segunda vez que lo haces, ya no es un error, sino una opción. El segundo camino, por el contrario, es el que encontré hace cosa de días, semanas, tal vez algún mes. Lo cogí al darme cuenta de que el otro no me llevaba a ninguna parte, o tal vez "ninguna parte" no estuviera a mi alcance. Ahora, en este instante, sigo rumbo a donde no me está permitido saber. No sé si voy bien o mal, no sé si volveré a tropezar y caer. Pero ahora no es momento de preocuparme, ya tendré tiempo de hacerlo. Ahora no. Voy a disfrutar, llevo el viento a mi favor, de momento piso sobre tierra firme. Cada día que pasa descubro algo nuevo, experimento una nueva emoción, encuentro alguna que otra sensación.Y te aseguro, que no te quepa duda de ello, que no hay nada mejor que saborear la felicidad de mil formas diferentes.



domingo, 9 de octubre de 2011

Autocontrol.

No dependas de nadie. Nunca. Aprende a vivir como un gato, a tu ritmo, no hagas caso de todas las caricias que te ofrezca la gente, sino selecciona aquellas que más soplen a tu favor. Que no suene arrogante esto, por dios, no pretendo serlo. Pero si haces que alguien sea tu todo, cuando se vaya te quedarás sin nada.

sábado, 8 de octubre de 2011

Como un payaso que grita "Alegría".

Si le das a un niño pequeño un caramelo, el niño te regalará una sonrisa. Si le lanzas un palo a un perro, moverá la cola y echará a correr para traértelo. Si ayudas a cruzar a un señor mayor la calle, probablemente te lo agradezca con algún céntimo. Si vas a un concierto de tu artista favorito, te emocionarán sus canciones. No es difícil hacer feliz a alguien, es más complicado que hacerle llorar, tal vez, pero no es difícil. No es complicado estrechar la mano, dar un abrazo, callar con un beso, decir un tequiero. Felicidad en estado puro, brutal, genial, una sensación única. Creo que muchos pagaríamos por sentirla. A mí esta vez no me ha hecho falta hacerlo, esta vez ha venido sola. Esta vez, todo está perfecto.

jueves, 6 de octubre de 2011

Mucho caos para un todo demasiado simple.

Para muchos el único objetivo en esta vida es llegar a lo más alto. Otros buscan el amor verdadero, el empleo perfecto, convertirse en la persona más rica del mundo o alcanzar la vida eterna. La gran mayoría de la gente esconde los pequeños placeres que se convierten en grandes cosas, por miedo a que alguien se las robe. Es extraño, ¿no? Tienes un tesoro y lo ocultas, cuando el mundo entero podría sonreír a costa tuya. Muy egoísta por tu parte. Sinceramente, y creo que no me equivoco, si nos parásemos a analizar la forma de actuar de cualquier ser humano escogido al azar, nos encontraríamos ante un acertijo realmente enigmático y caótico. Pero también creo, y pienso en esto que tampoco me equivoco, que detrás de todo ese caos se esconde algo demasiado sencillo que cualquier reto a adivinar. Porque sin lugar a dudas, a la mayoría de las personas existentes en este mundo se las reduce con un solo término: amor.

miércoles, 5 de octubre de 2011

3'10.

¡Buenos días mundo! Son las siete y veintiún minutos de la mañana, hace un día precioso aunque todavía no ha salido el sol. No me he levantado con el pie izquierdo, sino que he saltado de la cama. A primera ética, luego gimnasia, más tarde inglés. Llegar a casa, comer, hacer los deberes. Sigo sin ordenador, incomunicada, bueno, ya no. Me duelen las uñas de tanto morderlas, me ha picado un mosquito en el pie. Me llamas, me llamo, el teléfono suena, estoy que no paro, me pongo a estudiar, me estoy aplicando. ¡Hey! Venga, ¿a qué esperas? ¡Sonríe! No, que va, no me afectan esas cosas de la hiperactividad, que va. Lo que ocurre es que tengo ganas de reír a carcajadas, de saltar, de gritar, de correr, de pintar mi nombre en la pared, de lanzarme a tus brazos y besarte. Sí, besarte. Puedo asegurar que es lo único que quiero hacer.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Y entre tus besos, me dejo llevar.

Como cuando paseas por la playa al atardecer y la arena húmeda y fría te hace cosquillas en los pies; como cuando escuchas tu canción favorita en la calle y te sientes la protagonista de un videoclip; como cuando metes los dedos en el pudin caliente de chocolate y los chupas como una niña pequeña. Es... es un pájaro que canta cuando amanece, un perro que mueve la cola al verte pasar, una anciana que saluda desde la ventana en una mañana de sol. Es cerrar los ojos y sentir el aire fresco acariciándome el cuello, una buena noticia en el telediario, una sorpresa inesperada. Cuando te veo me pongo nerviosa, me suben hormigas por el estómago y me esfuerzo para que no me tiemblen las piernas. Me gustan tus besos, me gustan mucho. A decir verdad, el resto del mundo se me olvida cuando estoy contigo.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Gracias, merci, thanks, graciñas, danke.

Dicen que cuando uno se siente bien, el tiempo pasa más deprisa. Han sido tres meses, los mismos que esperamos todos los años como locos. Tres meses que han volado en un instante, llenos de momentos, de risas y también de alguna lágrima. Tres meses con detalles suficientes para escribir un cuento de verano. Otro verano. El número quince. Un verano inolvidable y único, con las personas que me hacen sonreír día a día. Unas vacaciones de viajes, campamentos, tardes en terrazas y en la piscina, noches de fiestas, algún enfado estúpido y muchas, muchas, tonterías. He estado con las personas que más quiero y he conocido a otras que se han hecho un huequecito en mi corazón, nuevos amigos, cerca y lejos, algún chico especial. Muchas canciones, bailes, bromas, abrazos, besos, caricias, idioteces, niñerías. Tiempo para disfrutar. Una obra dividida en tres actos: junio, julio y agosto. Y hoy, quince de septiembre, con alguna nube en el cielo y un calor agobiante, es hora de cerrar el telón. Pero al fin y al cabo, todas estas cosas, no habrían sido posibles sin vosotros. Gracias por este verano inolvidable. Muchísimas gracias.


viernes, 9 de septiembre de 2011

Me elevo al cielo y puedo volar.

Aquí yo misma, montando en las atracciones de los niños pequeños; me gusta el helado cuando ya está un poquito derretido; me río si una palabra me hace gracia; no aguanto que me miren a los ojos. Por las noches, cuando se van los niños, asalto los columpios y bajo por el tobogán; me tiro en los montones de hojas en otoño y siempre gano en las batallas de bolas de nieve. Júzgame, ríete, búrlate, me da igual. Puedes sacarme mil defectos que yo te enseño mil y una cosas buenas. Seré tonta, seré niña, infantil, inmadura, inocente, ignorante, seré lo que quieras. Pero mírame, ante todo y sobretodo, soy yo. Esa que un día a su vez fue tuya, toda tuya. Esa que aunque no lo parezca, sigue adelante, que ha aprendido a levantarse. Ni cojeo ni tengo moratones, corro más rápido que nunca. Creo incluso, que con tus heridas, me has hecho aprender a volar. Y al bajar del tobogán, si quieres que te cuente un secreto, siempre alzo las alas.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Los puzzles no se rompen si están incompletos.

Puedes odiarme y repelerme, evitarme, vivir sin quererme. Puede que a mí me duela, que te tuerza la cara, que me desquicie tenerte cerca y desespere si no estás. Puede que eche de menos tu voz. Puede que haya perdido muchas cosas, no obstante, la sonrisa la tengo todo el día asomando en mi cara. Sé que en su día te gustaba y cuando sonreía me besabas y reíamos juntos. Ahora me dedico a enseñársela al mundo por eso que dicen que si los tiempos cambian, uno tiene que cambiar. Y es que, la verdad, por mucho que me faltes, todavía quedan muchos que me hacen sentir una princesa.

martes, 6 de septiembre de 2011

Acción, reacción, repercusión.

Lo tenías todo para ser feliz: unos amigos geniales, unas notas muy buenas y alguien que realmente te quería. Y un buen día tropezaste con el pie izquierdo al levantarte y decidiste tirarlo todo por el váter.Te quedaste sin nada, adiós amigos y adiós al posible amor de tu vida; no intentes negarlo, te quedaste solo. Sinceramente me parece que no eres el más indicado para juzgar los defectos de los demás ni para presumir de cosas que hace mucho perdiste y ahora haces como si apenas te importara. La vida siempre ha sido como un juego y llegará un momento en el que te encuentres sin nadie en el medio de la gran ciudad donde no serás capaz de reconocer el tablero. Tendrás que valerte por ti mismo y aprender que aquí no gana el que más tiene ni el que más guay parece. Llegará un punto donde no podrás comprar la felicidad y se te hará demasiado difícil tapar todo eso que te acojona y quieres evadir. Llegados a ese punto te darás cuenta de que no podrás ir por ahí juzgando a la gente y es prácticamente lo que llevas haciendo tanto tiempo. Y con cuarenta años irás al supermercado y el cajero será aquel con el que te metías de pequeño; pedirás cita en el médico y el doctor será ese que un día fue tu mejor amigo y lo dejaste de lado; y te venderá la hipoteca esa primera novia que tanto dio por ti. Te sentirás solo, muy solo, te lo aseguro. ¿Y sabes lo que pasará entonces? Jaque mate, amigo.

LODVG

En un día de estos en que suelo pensar "hoy va a ser el día menos pensado", nos hemos cruzado, has decidido mirar a los ojitos azules que ahora van a tu lado. Desde el momento en el que te conocí, resumiendo con prisas tiempo de silencio, te juro que a nadie le he vuelto a decir que tenemos el récord del mundo en querernos. Por eso esperaba con la carita empapada que llegaras con rosas, con mil rosas para mí; porque ya sabes que me encantan esas cosas, que no importa si es muy tonto, soy así. Y aún me parece mentira que se escape mi vida imaginando que vuelves a pasarte por aquí, donde los viernes cada tarde y como siempre la esperanza dice "quieta y quizá sí". Escapando una noche de un bostezo de sol me pediste que te diera un beso. Con lo baratos que salen, mi amor, ¿que te cuesta callarme con uno de esos? Pasaron seis meses y me dijiste adiós, un placer coincidir en esta vida. Ahí me quedé con la mano en el corazón y en la otra excusas que ni tú entendías. Y es que empiezo a pensar que el amor verdadero es tan solo el primero; y es que empiezo a sospechar que los demás son solo para olvidar. Por eso esperaba con la carita empapada que llegaras con rosas, con mil rosas para mí; porque ya sabes que me encantan esas cosas, que no importa si es muy tonto, soy así. Y aún me parece mentira que se escape mi vida imaginando que vuelves a pasarte por aquí, donde los viernes cada tarde y como siempre la esperanza dice "quieta y quizá sí".

lunes, 5 de septiembre de 2011

Sonríe duendecilla.

Que ahora la mitad de las canciones duran tres minutos y medio, muchas cenicientas llegan a casa más tarde de las doce y fabrican cigarrillos de sabores. No intentes ver las estrellas desde el centro de Manhattan porque te resultará imposible con el humo de los coches y las fábricas; ni tampoco pretendas pillar wifi en lo alto de una montaña. Que ahora están de moda los pantalones de campana y apenas hay chicas que los llevan; que los príncipes azules ya no existen, se extinguieron. El mundo cambia y la sociedad lo hace con el mundo. Sin embargo siempre tendrás tu peli favorita, sonreirás al ver en la mesa esa comida que tanto te encanta, bailarás bajo la lluvia con uno de esos temas que te motivan y temblarás al ver a esa personita especial a la vuelta de la esquina. Porque por mucho que el mundo cambie, aunque muchos lo intenten, nunca dejarás de ser tú misma.

domingo, 4 de septiembre de 2011

No olvidas a una persona, te acostumbras a vivir sin ella.

Cuando me vaya a la universidad, me iré a una ciudad con playa. Concretamente, a la tuya. No por ti, sino porque allí es donde está mi carrera. Compartiré piso con otras dos chicas, me alimentaré de comida basura y estudiaré como una enferma. Un día de invierno me iré sola a pasear por la playa para despejar. Llevaré unos vaqueros, unas converse gastadas y una sudadera con gorro y bufanda. Llevaré las manos en los bolsillos y después de caminar por la arena húmeda subiré al paseo marítimo. Entonces te veré acercarte a lo lejos, puede que camines solo, con amigos, o con una chica preciosa; eso realmente no lo sé. Ambos nos sorprenderemos mucho, pero nos reconoceremos y nos pararemos. Nos daremos dos besos y un abrazo y nos diremos que cuánto tiempo ha pasado. Nos preguntaremos qué tal nuestras vidas. Tú me dirás que también estás estudiando, que sigues amando la música y que eres feliz. No sé tampoco si me dirás que has encontrado a la chica de tu vida y ahora eres el hombre más afortunado en el mundo o si por el contrario me contarás que estás soltero porque no te ha ido bien en el amor. Yo te diré que tardé en hacerme a la idea de que no estabas, que tuve alguna que otra relación. Tras haber hablado un rato cada uno volveremos a nuestras casas. Yo me tiraré en la cama porque no dejaré de darle vueltas al simple hecho de haberme encontrado con aquel que un día fue la persona más importante de mi vida. Volveré por el paseo otros días para ver si por casualidad volvemos a cruzarnos, sin éxito. Hasta que un día, cuando esté el cielo totalmente cubierto, cuando ya se vaya a hacer de noche, yo vuelva tarde a casa por quedarme estudiando en la facultad. Llevaré una carpeta debajo del brazo, el invierno todavía no habrá terminado. Entonces, de repente, nos tropezaremos y se me caerá al suelo. Me ayudarás a recogerla y no me daré cuenta de que eres tú hasta que nuestras manos se encuentren al coger el último papel accidentado. Nos miraremos, me sonrojaré y sonreirás tímidamente porque no sabrás que decir. Un encuentro breve, nos diremos adiós al instante. Pero justo cuando yo empiece a caminar de nuevo pronunciarás mi nombre de esa forma que tantos años antes, cuando solo era una niña, me enamoró. Me pararé en seco y me temblará todo el cuerpo. Me giraré despacio y en décimas de segundo echaré a correr toda la distancia que nos separa, por poca que sea. Me tiraré a tus brazos y tú me acogerás entre los tuyos. Y nos besaremos. Nos besaremos como años antes, sin importarnos todos los días del pasado que hemos dejado atrás. Sin importarnos que antaño lo nuestro era imposible y que no quedó más remedio que aprender a vivir el uno sin el otro. Sin importarnos la posible chica de tus sueños y mis posibles relaciones. Y es que te aseguro que por mucho que haya en nuestra contra, que no es poco, si tuviera la oportunidad de dejarlo de nuevo todo por ti, no me lo pensaría dos veces.

El capitán Garfio consiguió su tesoro

No nos conocemos demasiado, sinceramente, tampoco tengo interés en hacerlo. Creo que nunca hemos cruzado más de dos palabras cuando nos hemos cruzado alguna vez por la calle. Supongo que dadas las circunstancias debería odiarte, despreciarte, repugnarte y blablabla. Ganas no me faltan, pero si te digo la verdad, no sería capaz aunque me lo propusiera. Te considero afortunada, ahora el tesoro que antes era mío es totalmente tuyo; sus besos son para ti, prácticamente tú eres su única razón de ser. También debería envidiarte, pero sobretodo eso es lo que menos hago. Porque antes de llegar tú era yo la afortunada. Porque antes de robarle tú esos besos, él me los quitaba; porque todos esos tequieros, un día él me los susurraba al oído con una voz que enamoraba; porque yo también he vivido junto a ese que hoy camina de tu mano momentos totalmente especiales e irrepetibles. Es totalmente obvio que nunca encajaremos tú y yo, razones no nos faltan. Pero cuídalo. Yo ya no tengo el derecho ni el privilegio de poder hacerlo. Asegúrate de que es feliz junto a ti y de darle todo lo que se merece; defiéndelo si se mete en algún problema; hazle regalos por su cumple, navidad y san valentín. Y sobretodo y ante todo, ámalo como si te fuera la vida en ello, porque por lo menos, si lo haces, yo, de lejos, podré verlo sonreír.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Vuelve, por favor.

Yo tenía miedo. Miedo a fallar por dar un paso adelante. Tenía miedo al "para siempre" y por eso creo que cuando debía agarrarte la mano me limité a rozarla. Te perdí, te perdí por lanzarme a cumplir mi sueño. Y ahora es cuando me doy cuenta de que te necesito a mi lado, que quiero una fecha, que quiero un "quiero que estemos así siempre". Pero ya se acabó, se acabó y ya sé que no hay vuelta atrás. Sé que eres feliz y que tienes a otra a quien darle la mano y lo entiendo. Nunca pensé que podría llegar a enamorarme de ti, siendo ambos tan distintos. Sin embargo los recuerdos no dejan de atacarme, no dejan de volver a mi cabeza esas tardes, esos besos, esos "tequieros", tu sonrisa, tus caricias. Que ya no me importa todo el daño, ni el dolor, ni los malos ratos. Que si pudiera, en este momento, lo que más desearía sería tenerte aquí conmigo. Tenerte como antes, y esta vez, para siempre.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Aparece principito

Creo que ya basta. ¿Para qué engañarnos más? No, no soy feliz, para nada lo soy. ¿Sabes? Yo siempre había tenido a alguien a quien querer, aunque no fuera mi novio, siemplemente alguien por quien luchar, que me hiciera soñar. Y ahora no, no tengo nada. Es... una sensación de hueco, me siento vacía. Porque aunque lo intente, esa sensación de hormigueo y las cosquillas en el estómago han desaparecido. Cada día cruzo los dedos para que aparezca ese que me robe el aliento, el de verdad, el especial. Sí, quiero sentar la cabeza, quiero enamorarme, quiero sentir, quiero querer. Quiero que me quieran. Quiero un chico que me abrace y me diga cosas vomitivamente cursis al oído. Que me recoja puntual y que me acompañe a casa; que me invite al cine y nos perdamos la película; que me lleve de la mano por el parque. Que me llame para darme las buenas noches, que ponga nuestra fecha en su nick del messenger y me despierte con un "buenos días princesa". Que el día antes de un examen me haga conectar y yo refunfuñe aunque sepa de sobra que es para desearme suerte. Que se haga el remolón para besarme pero que luego lo haga como si cada beso fuese el último.Y ese eras tú, cuando estábamos juntos.

martes, 9 de agosto de 2011

Filosofía juvenil.

¿Nunca te has sentido como si de pronto un día fueras capaz de abrir el cerrojo de una puerta que llevaba mucho tiempo cerrada?
Si me preguntas, no estoy segura de que a una persona de catorce años la pueda enamorar un chico, sin embargo tengo muy claro que no es imposible. Ya sabes, de propia experiencia.
Gracias a eso yo me encerré en mi particular habitación oscura vacía de cuatro paredes frías y me comí las llaves. Oh, no pienses que es algo malo, por lo menos para mí no lo es en absoluto y creo que todos deberíamos pasar por ello alguna vez para valorarnos más a la hora de encontrar esa "copia de las llaves". Te aseguro que en todo ese tiempo fui feliz, lo fui mucho. Pero la particularidad del asunto era que era feliz partiendo de la felicidad de otro. Si él estaba bien, yo también lo estaba; si le pasaba algo, me preocupaba; si no tenía noticias suyas; me desesperaba. Y todo este cúmulo de detalles me hizo pasar días enteros llorando y otros sonriendo, pero sí, lo pasé mal, hubo veces que lo pasé mal. A pesar de todo, sin esa agonía yo no tenía ningún otro camino hacia eso que llamamos felicidad. Digamos que él era la única cosa necesaria para que yo fuera feliz, aunque parezca difícil de entender.
Y un día, así porque sí, mi corazón o mi razón, decidió salir de esa habitación en la que llevaba prácticamente un año encerrada. No sé cómo pasó ni exactamente cuándo, supongo que apareció el indicado para hacerme ver que fuera había más mundo y unas oportunidades posibles que no podía dejar escapar ante una historia, no imposible, pero improbable. Él me sacó de ese cuarto y me enseñó todas las cosas que me había perdido, y sobretodo me enseñó como enseñarle mi sonrisa al mundo sin volver a entrar en mi jaula particular.
Ahora, poquito a poco voy aprendiendo a vivir sin atravesar otra vez la línea que marca la entrada a la habitación agonizante. Me quedo con el recuerdo de la estancia, con la parte buena y con la parte mala, y sonrío cuando cuento a alguien la experiencia, diciéndole lo bonita que fue y aconsejándole que de todas formas, no me haga caso, que viva sin depender de vidas ajenas, lo que viene siendo el camino feliz.
Si soy sincera, me asusta la idea de volver a enfrascarme demasiado en las mariposillas de mi estómago y volver a pasar por lo mismo. Lo sé, he dicho que no me parece algo malo, pero yo ya he pasado por ello, ya tengo la vivencia y estoy totalmente segura de que no habrá nadie como el que me llevó a hacer semejantes locuras. Así que ahora puedo decir que soy feliz, feliz por mi cuenta, por mí misma. Y, sobretodo, que tengo mucha vida por vivir.

lunes, 8 de agosto de 2011

Funambulismo.

[Piiiiiii...piiiiiiii....piiiiii]
+¿Diga?
-Hola pequeña.
+¡Que alegría, no esperaba que llamaras! ¿Qué tal?
-Muy bien, ¿tú?
+Bien también.
-Te echo de menos, necesito verte.
+¿Lo dices enserio?
-Claro, tonta, ¿acaso lo dudas?
+¿Yo? (¿Que si dudo? No, no quiero hacerlo, te juro que no quiero. Pero es imposible, ¿cómo no voy a dudar si estás tan lejos? Tengo miedo. Miedo no a que encuentres a otra a quien llamar, sino a que estés ahí, al otro lado de la línea, riéndote, divirtiéndote. Miedo a ser tu peón en el tablero, tu marioneta nueva. Me asusta pensar que quiero verte y no aparezcas, me acojona llevarme el chasco, me acojona un plantón. Y créeme, intento que toda esta mierda, pam!, se me vaya de la cabeza, pero que no, que está ahí. Que siempre has sido genial conmigo, que me encanta tu sonrisa, y adoro tus abrazos y que me digas tonterías y yo me ría, o también perseguirte por ahí para ganarte en cualquier juego estúpido. Y sin embargo ahora es todo distinto, y me pongo nerviosa si me paro a pensar. Y no puedo confiar en la distancia. Jodida distancia, siempre intentando borrar las sonrisas. No puedo permitirme el lujo de volver a tropezar en la misma caída. Ya me ha costado suficiente levantarme una vez. Lo sabes. Entiende que dude, joder) ¡No, claro que no! ¡Yo también tengo muchas ganas de verte!

viernes, 5 de agosto de 2011

Peones de la sociedad.

¿Sabes lo que te pasa? Que te acojona salir al mundo y encontrarte sola de repente. Que no eres capaz de salir de tu círculo de cuatro paredes porque es el único lugar donde te sientes segura, donde tienes un hueco asegurado. Tienes miedo a encontrar a alguien que pueda ser mejor que tú en algún aspecto aleatorio; miedo a que llegue y te pisoteé. Miedo a perder en un dilema que no es batalla ni competición. A todo el mundo le ha pasado. Sin embargo, ya va siendo hora de que abras los ojos y te des cuenta de que hay unos seis mil millones de personas más a tu lado. Que los hay que te van a apoyar cuando vayas cuesta arriba y habrá aquellos que intenten tirarte por el barranco. Los hay más guapos y más guapas que tú, y también más feos. Más listos y más tontos, unos serán más graciosos y más populares. Pero seguro que tú cantas mejor que muchos y dibujas mejor que otros, o haces alguna cosa que se te da mejor que a alguno. Y seguro que siempre vas a tener a un lado a esa persona que nunca te va a soltar la mano, esa que más te ayuda, que te vigila, que te cuida, a quien puedes contarle todo. Porque todos la tenemos. No hace falta ser el mejor, ni pretender estar en el centro. Aquí las normas no son así, y tarde o temprano te echarán a una esquina. Simplemente basta con ser tú. Natural, simple. Y te criticarán y no caerás bien a los seis mil millones, pero serás uno más.

martes, 2 de agosto de 2011

Eat de world.

Pequeña, con alguna que otra punta abierta. Si me enfocas con la cámara te saco la lengua. Me río por nada, adoro chuparme los dedos cuando me queda chocolate de un Cornetto. ¿Converse blancas? No, gracias, de colores. Como mi mundo. Si llego tarde, qué remedio correr por las escaleras. Rock clásico y rock duro. Algo de metal y un poco de rap. Pop para ocasiones especiales; y por la noche, fiesta. Bailo en ocasiones contadas y canto en la ducha; mi color favorito, el primero que salga del armario. Un sabor, a limón, cómo no. Tímida no, me encanta hacer el ridículo, la vergüenza está para perderla. Aunque si pienso en ti, me sonrojo. Y me río a lo tonto como una histérica. Reniego y reniego, pero me gusta que me digas que me quieres y demás cosas bonitas. Espero una llamada, al menos una perdida, o un sms por sorpresa. Me hago la pasota, y espero a que te decidas, sin embargo si te conectas y no hablas, me muerdo las uñas. Desespero si no sé de ti. Pienso y mis principios me dicen que todas estas cosas, es mejor callarlas. Es un secreto, y yo no cuento los secretos. Pero a decir verdad, me encantas.


viernes, 29 de julio de 2011

Ebrios ante las estrellas.

Como una actriz después de actuar en un cabaret; como un adicto inhalando sustancias prohibidas; como un piloto sobrevolando las nubes. Sonrisa frívola tras ese gloss de nueva colección, tras esa cortina de humo, tras las gafas de aviador. He secuestrado a Campanilla y me está enseñando a volar. Voy a entrar por tu ventana, y vamos a escaparnos. No estoy segura de saber el camino a Nunca Jamás, pero iremos lejos. A un lugar donde no exista el término "distancia" en el diccionario. Y allí haremos promesas que no tengamos que cumplir; no pagaré impuestos para ser feliz; me vendarás los ojos hasta llevarme a la orilla del mar y me sorprenderás con un beso. No habrá que madrugar, ni tendremos horarios. Tampoco hay cobertura, así que te haré señales de humo para quedar. Aunque eso estoy segura que no hará falta, porque no voy a dejar que te apartes un segundo de mi lado.

miércoles, 27 de julio de 2011

Que la distancia no es el olvido.

" No hoy, ni mañana, tampoco dentro de un año, pero sí dentro de unas pocas semanas. Solo necesitais un papel en blanco, un boli y tiempo. Tiempo, lo más importante. Y escribir, todo lo que os pasó en este campamento. No escribais las cosas grandes, escribid los pequeños detalles que son los que realmente cuentan. Escribid que habeis echo un amigo, que habeis sonreído, que os han echo reír, escribid si hay alguien que os ha gustado, porque es más bonito, y tiene mucho valor decir a alguien que se le quiere, escribid cada beso, cada abrazo, cada lágrima, cada momento bueno y malo. Escribid lo que sentisteis, los recuerdos y guardarlos en un cajón, no muy abajo, ya que podriais olvidarlo; no muy arriba, estaría en peligro de que alguien pudiese leerlo. Ponedlo en el medio y cuando esteis tristes o decaídos leedlo, leed como fue todo para vosotros. Porque cuando un sueño se termina, empieza otro".

28-julio-2010



martes, 26 de julio de 2011

Juguemos con delfines.

La playa. Siempre he mantenido que me disgusta el mar. Pero en ocasiones a todos nos apetece saltar las olas. Sí, cosas de niños. Me gusta que la espuma del agua me haga cosquillas en los dedos de los pies mientras camino por la arena húmeda de la orilla. Oh, hay un velero al fondo. Me gusta imaginar lo que hacen los tripulantes mientras yo los observo sin éxito a escondidas. Los niños se bañan detrás mía, una pareja juega con palas a la izquierda; y, oh, vaya, un perro corre detrás del freesbee que ha lanzado su amo. Ahora que lo recuerdo... sí, un día le dije a alguien que odiaba bañarme en el mar, que el agua estaba salada y que la arena era insoportable. Pero hoy es otro día. Estoy dentro, con las olas jugueteando en mi barriga en un vaivén infinito, mojando de vez en cuando las puntas de mi pelo. Y me zambullo de repente, cierro los ojos, la mente en blanco. Frío. Mucho frío.

jueves, 21 de julio de 2011

M.

Hoy. Para muchos un día normal. Para mí algo mucho más que eso, un día con significado especial. La verdad, no tengo ni la más remota idea de qué voy a hacer hoy, pero estoy segura de que cualquier cosa que haga no será comparable con lo que viví hace un año, un día arriba, un día abajo.
Un año. Qué rápido pasa el tiempo a veces. Y te preguntarás por qué he escrito esto, por qué me ha dado por recordar. Sinceramente, no lo sé. Creo que tú has sido una de mis metas por alcanzar, no sé si esto se puede considerar algo positivo o todo lo contrario. ¿Recuerdas cuando estábamos juntos? Contábamos las horas que faltaban para separarnos y prometimos que nos volveríamos a ver. Sí, lo conseguimos, después de mucho tiempo, después de muchos meses; lo conseguimos. Y te aseguro que para mí eso es un sueño cumplido, la cosa de la que más me enorgullezco. Al fin y al cabo tú y solo tú has sido la primera persona en hacerse un hueco aquí dentro, has sido el primero en ser importante para mí.
Supongo que después de todo este tiempo ambos hemos cambiado. Tú allí y yo aquí. Seguro que has conocido a mil chicas maravillosas y has continuado por tu lado. Yo, por mi parte, lo estoy intentando. Si te soy sincera, a veces cuesta despertarme y hacerme a la idea de que ya no estás, de no verte tirado a mi lado. Aunque creo que no merece la pena pasarlo mal a estas alturas, ¿no crees? Por eso hoy he vuelto a acordarme de ti en estos días. Hoy realmente lo que me gustaría sería estar perdida bajo una manta en la puerta de un observatorio aislado en el monte viendo las estrellas. Sin embargo, es algo totalmente imposible.
Pero con todo esto, lo que quiero que sepas, es que si cualquier día necesitas cualquier cosa; estoy aquí. Solo tienes que abrir una ventana en el chat, descolgar el teléfono o plantarte aquí. Y me tendrás, te lo aseguro; como amiga, como lo que sea, como lo que quieras y necesites para lo que necesites; para reír, para llorar, o simplemente hablar.
De verdad, gracias por haber aparecido en mi vida y cambiarla de golpe para mejor. Gracias por enamorarme en su día como lo hiciste. Un año después, aquí sigo con mi vida. Aquí sigo, pensando y sin hacerlo, sin ningún propósito en especial, tal vez buscando un príncipe de esos de película o quizá evitando que aparezca.
Y a ti, te deseo lo mejor, porque sin duda que mereces lo mejor. Y espero que por circunstancias de la vida volvamos a encontrarnos, porque volver a verte es algo que siempre me ilusiona.
Así que hoy levántate, mira la vida con una sonrisa y acuérdate de mí.
Gracias una vez más por haberme hecho la persona más feliz del mundo, porque después de mucho tiempo, he conseguido volver a serlo.
Atentamente, y con amor.