A pulso y boli bic




martes, 20 de diciembre de 2011

Ni cómplices ni testigos.

Pisando despacito con cuidado de no hacer ruido ni levantar sospechas. Me deslizo por un pasillo a oscuras que por la noche atormenta, escuchando únicamente el leve "frzz-frzz" de los calcetines contra la baldosa. Sintiendo frío sin la presencia de mis mantas calentitas, llego a mi destino y me detengo, satisfecha de mi trabajo. Lentamente, abro y una luz por un instante me ciega, acostumbrada a la escala de grises que presenta la noche. Sí, ahí está, totalmente a mi alcance. Lo cojo con la más delicada de las delicadezas y me siento en el suelo, de piernas cruzadas, con la espalda contra la pared, cubriéndome de toda culpa. Así, en silencio, más a tientas que otra cosa, misión cumplida. Los dedos manchados de chocolate y virutas en mi boca son la prueba delatora. Mmm, chocolate, dulce chocolate. Nada mejor para hacer una escapadita de madrugada, nada mejor para sentirse de vez en cuando una cría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario