A pulso y boli bic




lunes, 31 de diciembre de 2012

Carpe diem.

El tiempo corre deprisa, nunca se detiene. Por muchos intentos que llevemos a cabo siempre seremos incapaces de domarlo. No obstante a veces el tiempo avanza a nuestro favor, no deteniéndose ni acelerándose, pero de alguna forma lo hace. Es como un caballo que trota y galopa a su antojo por doquier, que nos lleva en su grupa sin arneses ni montura, pero que al mismo tiempo tampoco nos deja caer. El tiempo es necesario para descubrir que, a medida que pasa, aparecen en nuestra vida personas que llegan para quedarse. La concepción del tiempo es diferente para todos nosotros, para unos avanza muy deprisa, para otros apenas se mueve. Si tuviera que aportar mi propia conclusión de todo esto, sería... que yo crezco con el tiempo. A su paso va dejando una estela de recuerdos, algunos malos, pero muchos otros muy buenos, todos vinculados a personas, miradas y sonrisas. Ignoro lo que me aguarda en un futuro, porque el tiempo es algo incierto, sin embargo no es algo a lo que temo. Uno tiene que disfrutar del presente, aprovecharlo, ser un espíritu joven en un mundo que se ahoga. No puedo quejarme, ¿por qué iba a hacerlo? Tengo conmigo todo lo que quiero, o casi todo. Pero, sobre todo, tengo a todos a quiénes quiero. A todos. Ninguno ha perecido con el tiempo, y si alguno se ha apartado de mí, ha vuelto. No obstante, tampoco nadie se ha apartado, nadie nunca se había ido del todo. Y, si algo o alguien tiene pensado marcharse y abandonar la montura, me temo que yo no soy quién para impedir que se marche. A pesar de todo esto y posicionándome del bando del optimismo, el día a día es grato, liviano, para que sea más sencillo aprovechar cada momento como si ese mismo fuera el último. Porque, claro está, el último terminará llegando.Mientras tanto, no veo por qué no sonreír.


jueves, 27 de diciembre de 2012

Marea.



Decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo,
que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos.



lunes, 17 de diciembre de 2012

You can catch me, don't you run.

El viento no siempre sopla, y por consiguiente, la cometa no siempre vuela. Incluso cuando lo hace, a veces se enreda con cualquier cosa. En verano, el río no trae agua si no abren la presa. No podemos comernos una nuez sin antes romperle el cascarón. Las orugas no nacen siendo mariposas. La leche viene de otro sitio que no es el tetrabrick. Nunca saldrá una ecuación matemática sin despejarla previamente. No pretendas admirar las estrellas si el cielo está encapotado.Nunca nos han dado las cosas hechas, y no tienen por qué hacerlo. A veces las cosas hay que ganarlas, o esperarlas. Satisfacción es llegar por propios méritos a la cima de una montaña; resolver un acertijo; fabricar una idea a las tantas de la mañana. Satisfacción es todo aquello que nos hace asentir, cerrar los ojos y sonreír. Podría pasarme horas trazando una lista con todas las cosas que me provocan semejante sensación. Me dolería la muñeca de tanto escribir y mi caligrafía terminaría totalmente deformada. Sin embargo, esa lista tiene su orden y sus prioridades. Y las primeras líneas estarían ocupadas por un claro "ver sonreír a la gente me hace sonreír". Pero, claro está, las personas nunca somos del todo objetivas, y, dejándonos llevar por la subjetividad, hay muchas personas, y también muchas sonrisas... y todos, absolutamente todos, tenemos a una de ellas como favorita.


jueves, 13 de diciembre de 2012

El viento canta al otro lado de la ventana.

La atracción gravitatoria atrae a los cuerpos incluso aunque alguna ley lógica indique que éstos deban repelerse. Poco a poco se van acercando hasta que llega un punto en que colisionan, inevitablemente.


Anatomía de Grey

Los lazos que nos unen a veces son imposibles de explicar, nos unen hasta después de que parezca que deberían haberse roto. Algunos vínculos desafían la distancia, el tiempo y la lógica , porque algunos lazos, estan predestinados.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Las golondrinas siempre vuelven a casa.

Hay muchas formas de echar en falta las cosas, y a las personas. A estas últimas, por muy cerca que las tengamos, a veces las sentimos más lejos que nunca, aunque no sea así. A veces, no vuelven. No porque no quieran, sino porque no pueden. Y aprendemos a vivir con ello, o al menos lo intentamos. Pero no las olvidamos, eso nunca, en ningún caso. Después están ese tipo de personas que salen de nuestra vida de forma voluntaria, que se van porque quieren, o porque incluso en ocasiones las echamos. Esas personas igual de importantes que las primeras, pero que a diferencia de ellas, siguen ahí, en la otra acera, en la terraza de algún bar, subiendo unas escaleras. Y aprender a vivir sin ellas cuesta, porque no desaparecen, y nosotros tampoco podemos hacerlo. De estas tampoco nos olvidamos, puede que a veces lo que intentamos es recuperarlas. Dicen que el tiempo cura todo, que al final se acaban marchando, sin hacer daño. Yo es que la verdad nunca he probado. No se me dan bien esas cosas, y a decir verdad, creo que nunca he querido intentarlo.


miércoles, 28 de noviembre de 2012

Y a pesar de que no estás, te llevo cosido a mi piel.

Tomar decisiones es algo difícil, la incertidumbre de no saber si te estás equivocando te hormiguea por el cuerpo. La idea de que tal vez vayas a perder la oportunidad que estabas esperando te envenena por momentos. Y, entonces, te ahogas en tu propio vaso de agua. ¿Sabes lo que pasa? Que tal vez, a veces, tenemos que ahogarnos para ver si alguien viene a rescatarnos. 



domingo, 18 de noviembre de 2012

Si tu me dices ven, lo dejo todo, pero dime ven.

Las casualidades son mi debilidad; son las únicas cosas de la vida que consiguen quebrantar mis reglas.

Albert Espinosa.


sábado, 17 de noviembre de 2012

Interpretando un papel de equilibrista.


Cuando no hacen falta las palabras para decir lo que queremos expresar. Cuando a veces las miradas pueden contar mucho más. Cuando, a pesar de estar sola, notas que a tu lado hay alguien más. Cuando despiertas y sonríes sin motivo, cuando te duermes y tu mente empieza a volar, cuando no hace falta mucho para hacerte reír, cuando conoces cada rincón, cada manía, cada punto de vista. Cuando eres capaz de cerrar los ojos y formar una imagen exacta en tu cabeza, recordar una voz. Cuando te pase todo esto, sea por la razón que sea, por la persona que sea, por los sentimientos que tengas… sonríe.


sábado, 3 de noviembre de 2012

Cuando el frío se te cala en los huesos.

Llega un momento en la vida que los caminos de las personas se separan por diversas circunstancias. A veces nos encontramos con decisiones que rechazamos aceptar, pero que, supongo que con el paso del tiempo acabamos haciéndolo. 
Dicen que todo lo bueno tiene un final y me parece algo muy cierto. No voy a negar que a veces se pasa mal y aún hoy a veces tengo que enfrentarme a los fantasmas de los recuerdos. No son recuerdos malos, en absoluto, pero son recuerdos que hacen daño. Aún así después de todo, cada día tengo menos razones para estar triste y más motivos para sonreír.
A pesar de que ha cambiado todo me alegra que entre nosotros apenas haya cambiado nada, y es que no habría nada más doloroso que perder a alguien que me importa.
No olvides, pase el tiempo que pase, y sea de la forma que sea, que nunca vas a dejar de ser especial, que cuando me pregunten, hablaré de ti con una amplia sonrisa en la cara, una de esas que tú eras especialista en sacar.
¿Sabes cómo frustra engancharte a un libro y que se termine? Sí, sí que lo sabes. Esto es más o menos lo mismo. Tú no sólo has sido un simple capítulo, sino que has sido una historia, y de las que enganchan. Solo espero que, con el paso del tiempo, estés donde estés, que no te olvides de ella, que no te olvides de mí como una parte de tu vida, que no te olvides de mi nombre. Y no te olvides tampoco que, cuando seamos mayores, cuando seamos libres, por muy lejos que estemos, vamos a encontrarnos. Creo que dejamos asuntos pendientes, varios viajes por delante, yo un libro que escribir y tú un libro que leer. Tenemos alguna que otra promesa que cumplir.
Ahora creo que es el momento que yo guarde nuestro libro, nuestra historia. No voy a hacerlo en un armario, voy a hacerlo en mi memoria. No muy al fondo, pues podría perderse y sería un gran error por mi parte. Tampoco muy arriba, pues corro el riesgo de lastimarme con ella. Lo haré en el medio, para poder sacarlo cuando quiera sin que haga daño.
Ah, y una cosa más, pásate cuando quieras por mi bosque, siempre vas a ser mi invitado.
Atentamente, un pulpo que hace un tiempo se perdió en un garaje y ya va siendo hora de que salga.


viernes, 2 de noviembre de 2012

CFFEMDM.

Y en menos de un instante… todo cambia. Dejamos el pasado atrás, y nos lanzamos hacia lo desconocido: nuestro futuro. Partimos hacia lugares remotos para intentar encontrarnos a nosotros mismos. O, intentamos perdernos explorando placeres más cerca de casa. Los problemas empiezan cuando nos negamos a aceptar los cambios, y nos aferramos a viejas costumbres. Pero si nos aferramos demasiado al pasado, puede que el futuro no llegue nunca.


lunes, 22 de octubre de 2012

El hielo se derrite con el calor.

La gente suele ser como un libro abierto, al menos la mayoría. No es difícil percibir sus sentimientos ni averiguar sus emociones, aunque supongo que es cierto que conozco alguna que otra excepción.
A veces una mirada transmite lo que las palabras quieren ocultar, un gesto dice mucho más en ocasiones. En ocasiones yo percibo esos gestos, incluso sin necesidad de las miradas. No siempre son buenos. Y creo que si hay algo peor que sentir dolor, es sentir el dolor ajeno. La impotencia que te invade, el alma que se te encoge en un momento, no es algo que puedas evadir por ti mismo si no eres capaz de calmar las sensaciones turbias de otra persona. Qué fácil sería todo ignorando todo lo que nos rodea. Qué fácil sería ser de piedra. Y sin embargo aquí nadie se libra de ser totalmente humano.


miércoles, 17 de octubre de 2012

Todo era más fácil cuando me llevabas de la mano.

No tienes la más mínima idea de cómo te echo de menos. 



domingo, 7 de octubre de 2012

Mägo de Oz.

Cae la noche, niebla eterna, ocultarse ya la luz; frío llerno rompe, hiela, lagrimas del corazón. Sueña la vida que si he de morir, trozos de miedo, es duro vivir. Sueños de muerte, desvélate, santa condena, auto de fé. En nombre de la única religión, dictamos sentencia y te condenamos a la piadosa purificación del fuego y del dolor. En manos de Dios tu debes poner tu alma, tu hacienda y todos tus pecados; acepta a Cristo y encomiéndate, pues pronto darás cuentas a él.
Quisiera ser el viento para poder huir de mí, que calle el silencio, enmudezca el terror, quisiera no morir...
Me inventaré otra vida, mis sueños decoraré y los cubriré de tus besos -pensó- quemad mi alma también.
Reniegas de Satán de sus obras y sus vicios, de la necromancia de la magia y del tarot; yo soy la virtud de la Iglesia y sus principios, si no te arrepientes tu alma se condenará. 
Hoy la libertad se ha quedado dormida y en silencio, hoy la libertad ha cerrado por defunción. Hoy la libertad se ha muerto de pena y melancolía, hoy no hay libertad. Hoy Dios no está aquí ni vendrá. 
Quisiera ser olvido para nunca recordar... Quisiera ser brisa y así acariciar la vida una vez más. Qué fría es la promesa de otra vida junto a Dios si en esta ni estuvo ni supo de él, la verá su ataúd. Antes de morir y que el fuego haga su oficio, aceptéis a Cristo, a su iglesia y su poder, renunciéis al Dios que ama la naturaleza, Gaia son los mares del pecado y del terror. 
Hoy la vida llueve penas, gotas de desesperación; mis lágrimas son ríos, venas, desangrándome el corazón. 
La memoria de una mujer son los besos que recibió; en tus labios yo viviré y en tu olvido yo moriré. 
Hoy mis lágrimas se quieren suicidar, acurrucadas, morir en tu piel; han nacido secas, tienen sed, mi llanto se quiere morir... 


Como un beso prometido a tu alma es mi voz, soy lo muerto y lo vivido, soy la calma, soy tu Dios; 
Si tus lagrimas se quieren suicidar, guárdalas, pues vas a llorar; llorarás océanos de Paz. uermete ya no hay dolor... 
En nombre de la libertad, la fé en uno mismo y la paz, quemad las banderas, no a la religión.

En la tentación caigo diario, no hay mañana en la que no esté tentado de crear a un Dios humilde, justo, un Dios que esté en la Tierra, en los valles, los ríos, un Dios que viva la lluvia, que viaje a través del viento y acaricie nuestra alma; un Dios de los tristes, de los homosexuales, un Dios más humano, 
un Dios que no castigue, que enseñe, un Dios que no amenaceque proteja, que si me caigo me levante, que si me pierdo, me tienda su mano, un Dios que si yerro no me culpe y que si dudo me entienda, pues para eso me dotó de inteligencia, para dudar de todo. 


Ahora al fin soy aire y mi maldición caerá. El fin de esta iglesia muy pronto vendrá, mi voz despertará. 
Padre nuestro, de todos nosotros, de los pobres, de los sin techo, de los marginados y de los desprotegidos, de los desheredados y de los dueños de la miseria, de los que te siguen y de los que en tí... Ya no creemos. Baja de los cielos pues aquí está el infierno, baja de tu trono, pues aquí hay guerras, hambre, injusticias, no hace falta que seas uno y trino, con uno solo que tenga ganas de ayudar nos bastaría. ¿Cuál es tu reino?, ¿el vaticano?, ¿la banca?, ¿la alta política? Nuestro reino es Nigeria, Etiopía, Colombia, Hiroshima; el pan nuestro de cada día son las violaciones, la violencia de género, la pederastía, las dictaduras, el cambio climático...
Padre nuestro de todos nosotros, ¿por qué nos has olvidado?. Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado, ¿por qué nos has abandonado?

lunes, 1 de octubre de 2012

La sonrisa inocente se queda en los niños.

No sabía que eso del remordimiento de conciencia existía. Pensaba que era como el monstruo de debajo de la cama o los políticos sinceros. Pero que no os mientan, los remordimientos son reales. Y duelen. Duelen mucho.


martes, 25 de septiembre de 2012

Gotitas de nostalgia.

Llueve. Lleva lloviendo todo el día y no tiene intención de parar. Los pájaros están escapando de las gotitas de lluvia, lo veo desde la ventana. No tengo ganas de nada más que de esconderme debajo de las sábanas. Odio este tiempo. Es triste, nostálgico, húmedo y gris. Aunque la verdad es que últimamente mis días también han sido grises, al menos podría venir a visitarme el sol. Jo, que es otoño, que las hojas se caen, que sopla el viento, que hay que madrugar, que te echo de menos...


martes, 18 de septiembre de 2012

La magia está en todas partes.

La ilusión existe. Por eso de pequeños nos contaban cuentos y nos hablaban de los Reyes Magos. Y sin embargo cuando crecíamos y descubríamos que las hadas madrinas y Baltasar no existen, no se rompía la ilusión. Sí, nos poníamos tristes, pero con el tiempo aprendimos a guardar esos secretos, a ser cómplices de los cuentacuentos, a mantener viva una magia que hacía feliz a muchos. La ilusión siempre se tiene, al menos yo nunca la he perdido con nada. Las cosas que nos ilusionan, suceden, pasan, a veces se acaban... Pero, ¿sabes una cosa? No te arrepientas nunca de nada, si es bueno, es un recuerdo; si es malo, una experiencia.


martes, 11 de septiembre de 2012

Con las metas escondidas.

Los caminos son largos y cortos, más empinados o más relajados, pero lo que está claro es que nunca hay dos caminos iguales. Pueden ser más fáciles, más complicados, pero cada uno de ellos es único con sus partes buenas y las que no lo son tanto. Lo que sí que es cierto es que muchos caminos empiezan en llano, y se vuelven cuesta arriba, algunas veces tanto que hay que desistir y dar la vuelta. El mío es uno de esos que empieza en un llano, en una pradera. Una pradera que se vuelve bosque, puedo escuchar a los pájaros trinar, a las ardillas saltar de rama en rama, algún paso que ha fracasado en su negocio con el silencio. El suelo es una alfombra de hojas, mullida, y la humedad se cuela en los huesos. Las hojas de los árboles no dejan sitio para el sol, que tal vez esté escondido tras alguna nube. Como dije al principio, poco a poco se hace notar el desnivel, se coge altura, la masa boscosa va apartándose dejando ante mis ojos roca. Roca y solo roca, dura, árida, fría, serpenteada por algún regadillo de agua que la atraviesa con calma. Y pasa el tiempo, minutos y horas, y el cansancio aparece, porque habrá gente incansable pero yo no me considero una figura que destaque por ello. Y tengo sed, y frío, o tal vez calor, y ya me canso de la piedra, y de las rocas, y no veo ya el bosque. Sin embargo se hace el último esfuerzo. Y, de repente, desaparece la roca, y el sendero llanea de nuevo y de nuevo aparece la hierba verde. El agua también vuelve, esta vez a chorros que me salpican de gotitas de diamante. Bebo, y me siento, y dejo que me arrope el césped mientras escucho el murmullo del río, cerrando los ojos. Todos los caminos se acaban, todos lo hacen alguna vez, nos guste o no, tengan los obstáculos que tengan, nos guste o nos duela. Y desde aquí no veo todo aquello por dónde he pasado, al menos no con detalle, solo una imagen, como un recuerdo. Porque sí, porque ha terminado. Al fin y al cabo es lo que tiene esto. Al fin y al cabo, más tarde o más temprano, todo se termina dejando atrás.

viernes, 24 de agosto de 2012

Marioneta.


¡Eh, tú! Me he perdido en mi propio bosque. Estoy encerrada y no sé salir de aquí, los árboles que un día estaban de mi parte guardando mis secretos se han vuelto en mi contra. Todo está oscuro y me siento más sola que nunca porque nadie puede oírme. Puedo ver a lo lejos tu castillo con sus torres de hielo sobresaliendo por encima de todo, con tus murallas más altas que nunca. No puedo encontrar el camino para llegar hasta él, ya no sé cómo hacerlo y estoy casi segura de que si lo consiguiera, la puerta estaría cerrada. Me ahogo en mis propias lágrimas y por las noches los recuerdos me asaltan traidores sin dejarme escapatoria. Me gustaría decirte muchas cosas, me gustaría poder sacarlas afuera y contártelas, pero tengo miedo, mucho miedo. Me asusta mirarte a los ojos y no ver tu mirada, esa que a veces yo conseguía ablandar; no quiero encontrarme con dos pupilas heladas. ¿Qué soy yo ahora para ti? ¿Sigo deambulando por los corredores de tu palacio o me he convertido en un simple fantasma? Mi bosque está en llamas. Esas de las que un día me hablaste y tanto me asustan... Yo no quiero eso, yo quiero que todo vuelva a estar como siempre, quiero volver a encontrar el camino del que he salido y quiero volver a encontrarme contigo al final de él. Quiero que tus barreras se derritan, aunque, ¿qué derecho tengo yo a pedirte eso? Por mí destruiría mi mente, y tal vez también tu castillo, pero no, no tengo derecho alguno a hacerlo. Sin embargo, mi mente sí que la destruiría ahora mismo sin pensarlo dos veces. No quiere quedarse en blanco, y solo sabe torturarme. Esto es un infierno. Un infierno cada día, y sobretodo cada noche. Me asusta cerrar los ojos, me atacan las pesadillas, se me anuda la garganta. Quiero irme, necesito irme, lejos de todo, de ti, de mí, quiero salir de la habitación oscura en la que me encuentro, quiero gritar. Me gustaría llorar, pero a veces ya ni siquiera me sale. Si existen las hadas madrinas, que vengan al rescate, por favor. Yo no sé ser la persona fuerte que se pide para este guión.


miércoles, 15 de agosto de 2012

Close your eyes.

Nadie es de piedra, o, si alguien lo es, yo no lo conozco. A veces las murallas se derrumban a pesar de llevar mucho tiempo edificadas. A veces hay cosas que duelen como puñaladas. Mira toda la multitud que te rodea, mira sus sonrisas. Podríamos jugar a adivinar cuáles son totalmente falsas, podríamos averiguar cuántas personas se esconden bajo máscaras. El dolor se puede tapar, o al menos puede intentarse. También puede superarse, o eso creo. La verdad es que a veces parece asfixiarte, parece un gas que no se puede inhalar. Parecen todos nuestros miedos convertidos en el monstruo de debajo de la cama. Es horrible, es lo peor y todos esos adjetivos que calificamos como malos. Pero dicen que la vida es una tómbola, y podemos decir que el dolor es uno de los "premios" que tocan. También podemos esperar, mientras intentamos ocultarlo con algún que otro antifaz, que después de la tormenta llega la calma. Que lo que no te mata, te hace más fuerte.


miércoles, 25 de julio de 2012

Palabras que hacen eco.

Los recuerdos no me los puede quitar nadie; pero, ¿sabes por qué los incendios son tan horrorosos? Todas esas cosas que conforman y condicionan tu vida, esas cosas que atesoras y guardas con cariño dejando lo técnicamente útil de lado... todas esas cosas pueden desaparecer, transformarse en cenizas y desvanecerse con el viento. 



lunes, 23 de julio de 2012

Lucía Etxebarria

La vida debería ser como un calendario. Cada día se debería poder arrancar una página para iniciar otra en blanco. Pero la vida es como la capa geológica. Todo se acumula, todo influye. Todo contribuye. Y el aguacero de hoy puede suponer el terremoto de mañana. 


miércoles, 18 de julio de 2012

Creyendo en lo increíble.

Creo que todos debemos creer en algo para no caer en la desesperación. Yo no creo en Dios, y podrían suspenderme si eso de la fe fuese una asignatura. Yo pienso que hay que creer en realidades, no en historietas. ¿Y qué hay más real que el amor? El amor es un sentimiento, el más fuerte de todos, el más agradable. Porque eso de que el amor mueve montañas es cierto, porque cuando lo sientes no sabes describir cómo te sientes tú. Y sin embargo, cuando parece que se acaba, siempre te aferras a los recuerdos que te ha proporcionado, sigues sin desprenderte de él. Pero con amor yo no me refiero solo a eso de que dos personas se quieran, el amor va mucho más allá, es mucho más complejo. Puedes amar un lugar, enamorarte de un sonido o incluso amar la vida por encima de todo, incluso hay gente que no ama a las personas como la mayoría lo entendemos, existen muchas formas de amar. Pero todas ellas son igual de fuertes, porque como he dicho es el sentimiento más fuerte. Y para ser felices lo necesitamos, esa es otra realidad. Porque por muchos dioses que existan, mucho dinero que haya, mucha paz que se establezca, siempre vamos a necesitar sentirnos queridos.

Absorbiendo rayitos de sol.

El secreto tras una victoria consiste en no volver a jugar. Hay que saber levantarse de la mesa en el momento oportuno.Todo el mundo es buen jugador, pero pocos son auténticos vencedores.

martes, 17 de julio de 2012

A, de amigos.


Piscina. Río. Flotador gigante. Culebra. Día lluvioso y bañarse. Cartas. Presidente. Puta. Noche. Fiesta. Caos. Banco del malecón. Arco Iris. Conciertos. Playita. Mordisco en cabeza. Aguadilla. Bronceador. Un verano a vuestro lado. Lo mejor. Y esto solo acaba de empezar.

viernes, 13 de julio de 2012

Aislamiento.

En tu rutina te vas a encontrar con mucha gente que va a intentar cortarte las alas, pero tienes que aprender a esquivar y mantener alto el vuelo. Música, no soluciona los problemas pero sí los aparca durante un tiempo. Todo en tres sencillos pasos. Paso número uno: ponerse los cascos. Paso número dos: prohibido canciones deprimentes, queremos aliados, no cómplices del enemigo. Paso número tres: ten fe en ti misma. El dolor y todos esos sentimientos malos están siempre en la mente, protege tu mente y estarás protegida. 

martes, 10 de julio de 2012

Sonriendo a las estrellas.

-¿Te puedo hacer una pregunta íntima? Pero respóndeme con sinceridad y piénsala bien.
-A ver.
-¿Eres feliz?
-Mmm.. No soy feliz por mí misma. La gente me hace feliz y dependo de determinadas personas para serlo. Digamos que yo no creo en eso de ser feliz, prefiero decir "me siento feliz" cuando lo siento, y callar cuando no.
-Buena respuesta.















Nicholas Sparks.

La gente más triste que he conocido en mi vida es la que no siente una profunda pasión por algo. La pasión y la satisfacción van cogidas de la mano, y sin ellas, la felicidad sólo es temporal, porque no existe nada que la haga perdurar. 

lunes, 9 de julio de 2012

Robando los caballos de un tiovivo.

Todo el mundo habla del primer amor, ese que se tiene cuando uno es un crío, como algo de gran importancia, como algo que marca. Si me piden a mí una opinión acerca de ello, diría que eso es una chorrada, deletreado y en mayúsculas. Cuando eres un niño tienes que jugar, corretear, mancharte la camiseta de chocolate y emocionarte cuando se te empieza a mover un diente, no pensar en sentimientos. Y en mi caso eso del "primer amor" no es aplicable porque creo que nunca he sentido amor por mi novio del parvulario, que me traicionó al delatarme cuando me corté el pelo en clase. Tampoco he sentido tal cosa por ningún otro parecido, simplemente porque cuando era una niña lo único que me preocupaba era ganar cuando jugaba al escondite. Así que digamos que el primer amor no existe, ni el segundo, ni el tercero; no sé quién sería el ignorante que decidió un día que había que numerar esas cosas. Las matemáticas no se aplican en el corazón, panda de idiotas, porque pueden pasar por tu vida todas las personas que quieras, que muchas se irán sin dejar la más mínima huella. Hasta que un día, cuando menos te lo esperas, cuando no lo buscas ni lo pretendes, aparece alguien que lo cambia todo. Y ese alguien, aunque llegue después de otros, aunque ya no seas niño cuando entre por la puerta, ese va a ser el que importe de veras. Y no, no te darás cuenta de lo especial que llega a ser en tu vida hasta que, con el paso del tiempo, tú misma compruebas que con él el corazón te sigue dando un vuelco a la mínima. A eso, y solo a eso, sí que se le puede llamar primer amor. Sin embargo, yo tampoco lo hago. Eso para mí no tiene un nombre tan rebuscado. Eso para mí es amor. Amor asecas. 

domingo, 8 de julio de 2012

Palabras que susurran.

Odio la poesía, odio leerla y soy la persona más patética a la hora de escribirla. Sin embargo escribo, escribir es una parte de mi vida, prosa, no sé si talentosa, pero creo que soy capaz de dibujar mis sentimientos con mi caligrafía en un par de líneas. A veces entremezclo emociones, expreso mis miedos, cuento traiciones aunque de esas prefiero que haya pocas. Me gusta coleccionar recuerdos que huelan a hoja de papel, tengo cuadernos llenos, que al leerlos me emocionan. Escribo cuando estoy feliz, contando mis alegrías, y si tengo que desahogarme, primero es con el papel. Mis dedos se pierden en el teclado y empiezan a salir solas las palabras cuando se me ilumina la bombilla. A veces escribo cosas malas, cosas que no son bonitas, pero en la vida no es todo bonito; a veces, las escribo buenas, cuento memorias y alguna que otra vivencia. Escribiendo intento expresar el cariño que se me cuela, que no sé explicar en ocasiones, y cuento confesiones. Un poco de todo, nunca he tenido que seguir un guión ni pensar para escribir. Basta con poner la música adecuada, en el momento adecuado, cerrar un instante los ojos y... voilá, sale solo. Muchos momentos están guardados en mi habitación, en cajones, estanterías o lugares perdidos, no están ordenados, mi mente tampoco lo está, pero a veces aparecen por sorpresa y sin avisar, sacando una sonrisa al ver mi estado de ánimo en mi letra irregular, que se ha deformado al escribir deprisa una palabra que se desesperaba por salir. Y claro está, que la vida, al menos la mía, tiene muchos momentos. Y yo me niego a olvidarlos mientras pueda secuestrarlos con un lápiz, un boli y un trocito de papel.

Bob Marley.

Conserva lo que tienes, olvida lo que te duele; lucha por lo que quieres; valora lo que posees; perdona a los que te hieren y disfruta a los que te aman. Nos pasamos la vida esperando que pase algo, y lo único que pasa es la vida, no entendemos el valor de los momentos hasta que se han convertido en recuerdos. Por eso haz lo que quieras hacer antes de que se convierta en lo que te "gustaría" haber hecho. No hagas de tu vida un borrador, tal vez no tengas tiempo de pasarlo a limpio. Nunca es tarde para empezar a ser felices.

jueves, 28 de junio de 2012

Coucou, mon amour.

El mundo es variopinto. Hay gente extraña, aunque claro, ¿qué es para nosotros lo normal? Hay personas que son como un libro abierto, que las miras y puedes devorar capítulos de emociones sin necesidad alguna de articular palabra. Hay otras que son todo lo contrario, que cuando las miramos nos chocamos con unos ojos de hielo y rebotamos. Pero ante todo, yo no encuentro un término medio entre ambas, y podría decir más que la primera definición encaja más con mi forma de ser. A veces me gustaría ser una muñeca rusa, de esas que las abres y te encuentras con otra, y otra, y otra más. Capa a capa, podría reservarme muchas cosas para mí, sería fácil no posicionarme ante nada, u ocultar mis emociones, tragarme mis palabras. Siempre habría un muro infranqueable que le impidiera a nadie meterse donde no le llaman. Pero, ¿sabes? Habría un problema, bueno, no, no sería un problema. Siempre hay excepciones que confirman la regla. Las muñecas rusas están hechas de madera, y la madera con fuego se quema. Y cuando te miro, adiós madera y adiós muñecas. Y en un segundo todo se desmorona y la verdad es que me da igual, no me descoloca. Eso podría ser la explicación a muchas cosas. He aprendido a mirarte sin bajar la vista y sonreír como respuesta a los silencios, a callarme cuando quiero decirte más de lo que puedo. Me gusta. Me hace sentir bien, de sobra lo sabes. Por eso, a veces, tengo que pedirte que te marches, porque aunque el tiempo quiera pararse nunca lo hace, porque si por mi fuera, no te dejaría irte. Al parecer, las muñecas rusas también son capaces de ponerse sentimentales. Te voy a echar de menos.

jueves, 21 de junio de 2012

El último baile.

El "para siempre" no existe, yo no creo en él. Eso son palabras que pesan demasiado, es como decir "te odio" o "te amo", son palabras que uno debe pensarse bien antes de decirlas. Sin embargo, a pesar de discrepar de esa expresión, hay otra no menos importante: "desde siempre". Desde siempre en este caso son trece años, prácticamente mi vida entera, y también la vuestra. No recuerdo cómo fue el día que nos conocimos, pero sé que muchos lloraron ese día con el miedo de un niño de tres años que llega al colegio. Quién nos iba a decir que el tiempo volaría tan rápido y hoy mismo estemos a un día de marcharnos por la misma puerta por la que entramos. Tal vez yo no sea la persona que más sienta esta marcha, porque todos sabéis que no, no lo hago, pero sí que hay algo verdaderamente importante para mí en los pasillos por los que hemos corrido todos estos años: vosotros. Y es que nuestra vida empieza ahí, en la primera planta, en la casita de jugar a papás y a mamás o en la zona de las formas geométricas; empieza con el punzón y la plastilina y la taza con nuestro nombre para ir a beber, con el cojín de la asamblea y en la fuente sin agua para jugar a la peluquería. Hemos pasado nuestros lunes, martes, miércoles, jueves y viernes ahí, creciendo, cambiando de zapatos porque nos iban quedando pequeños, cambiando de clase y de profesores, enfadándonos y riéndonos. Hemos pasado momentos mejores y peores, y seguro que todos coincidimos si tenemos que contar alguna anécdota de nuestra infancia en el colegio. Todos recordamos el ordenador y los juegos de Pipo, las visitas de los Reyes Magos, la casita en la pizarra para apuntar los deberes, las manías de cada profesor; todos nos reímos al recordar cada bronca, cada canción que nos enseñó la madre Isabel. Nos han separado, y no obstante eso nos ha unido más que nunca, no solo como clase, sino como amigos. Hemos dejado atrás las diferencias y las rivalidades entre dos clases que se han llevado mal hasta que nos ha tocado ayudarnos con las láminas del Tamayo o compartir grupo en proyecto interdisciplinar. A pesar de los tantos y tantos roces que haya podido haber, es ahí donde se han creado muchas de nuestras grandes amistades. Hoy, mañana, y finalmente el martes, dejamos atrás todo esto y todo lo demás. Nos vamos, no sé muy bien dónde y no sé si todos juntos, pero nos vamos. Puede que en unos meses algunos ya no estén a nuestro lado o tal vez sigamos siendo la misma piña que somos ahora; puede que otros se queden por el camino y puede que a otros no les sea el turno de soltarse la mano. No sé qué va a ser de mi vida, mucho menos de la vuestra, pero si algo tengo claro es que no voy a olvidar a todas esas personas que han formado parte de mi vida. Por muy lejos que acabemos, por mucho que cambiemos y a pesar de los diferentes caminos que escojamos, no olvidéis nunca lo que fuimos, lo que somos ahora todavía. Somos una piña, un grupo, una clase, somos cuarto, somos únicos. Como dije al principio, no sé si para siempre, pero sí desde siempre. Juntos hemos completado trece años de existencia. Gracias por haber sido esenciales, imprescindibles y los mejores.

lunes, 18 de junio de 2012

Aires de gran ciudad.

El calor húmedo se me pega en la piel, se escuchan los acordes a lo lejos de los músicos callejeros y el claxon de los coches que luchan desesperados por encontrar plaza para aparcar. Hay puestos de flores, el top manta está a la orden del día y el"one flor, one euro" es el himno oficial del parque Güell. La gente camina agitada sin pararse a mirar a ninguna parte, con maletines, bolsas de la compra, cochecitos de bebé. Demasiada gente, es un sitio demasiado grande, no es difícil perderse. A lo lejos el mar, un mar azul a juego con el cielo. Los jóvenes se tumban en los muelles, personas por todas partes, heladerías, chiringuitos, vendedores ambulantes. Se acerca la noche, hay fiesta pero no la fiesta que yo conozco. Me siento rara, fuera de lugar, me hablan inglés, yo no soy inglesa. Me gusta y a la vez todo es distinto para mí. Todo es raro, todo es fiesta, no hay preocupación alguna; bueno, sí, que no te roben, pero es secundario. No me voy a meter en el mar porque no me gusta pero la playa es bonita y el agua que me hace cosquillas en los pies no está fría. Nadie me conoce, nadie nos conoce y podemos ser quienes somos sin que nos importe que alguien nos mire mal. Somos jóvenes, claro que lo somos. Yo no viviría aquí, para nada, no podría; sin embargo a pesar de que este no sea mi sitio, estoy cómoda. Vale, sí, me gusta. No podría sentirme mejor, pero me quedo con eso que dicen de "como en casa, en ningún sitio".

First award.


A mi familia le encanta viajar. Desde pequeñita me he acostumbrado a escaparme los fines de semana a conocer lugares nuevos y a pasar los veranos fuera, lejos del ruido de los coches y de la monotonía, pero sobre todo lejos de cualquier sitio que responda al nombre de “ciudad”. He aprendido a disfrutar de la calma de los lugares tranquilos, a apreciar el paisaje sea cual sea, a fijarme en los pequeños detalles que conforman la grandeza de las cosas. Tal vez sea ese el motivo por el que, a pesar de que yo no sea el mejor ejemplo para hablar de esto, de vez en cuando tenga conciencia para intentar eso de hacer el mundo un poquito mejor.
Siempre me ha llamado la atención la forma de hacer las cosas en los sitios pequeños. Por las mañanas todo el mundo sale con su carrito y se va a hacer la compra; y es curioso que, como en una escena de película americana, los niños van en esas bicis con cestita llevando el pan al mismo tiempo que hacen carreras entre ellos gritándose y riéndose. Allí cuando asoma el buen tiempo, verás las ventanas abiertas de par en par, dejando que la luz se cuele por ellas. Me encanta pasar por la calle y escuchar el runrún de una tele de alguna casa, el llanto de un bebé al que quizás se le haya caído el chupete o alguna risa de alguna pareja, como si yo también fuera un rayito de sol que me cuelo sin ser vista haciéndome partícipe de alguna historia ajena por unos segundos.
Yo soy la primera que cuando me piden un sábado a la mañana que baje a comprar el pan me quejo. ¿Por qué no llegará él solito hasta la cocina? Sin embargo, tampoco tiene que ser así. Supongo que al fin y al cabo no cuesta salir cinco minutos; como tampoco es para tanto ir hasta clase andando, aunque pasemos un poco de frío en esas mañanas que a uno le gustaría quedarse entre las sábanas; o tampoco nos hace falta tener toda la casa iluminada, a no ser que hayamos visto una película de miedo y no tengamos a quien abrazarnos.
Algo que también me llama la atención, las pocas veces que voy a una ciudad, es el contraste existente entre unas y otras, entre zonas y zonas. Podemos estar en una calle donde apenas hay suciedad y están los contenedores perfectamente colocados, a encontrarnos a la vuelta de la esquina en otra donde las bolsas de basura se acumulan unas encimas de otras.
No obstante, a pesar de todo esto, no es necesario viajar para ver lo que yo estoy contando ahora. Puede que nadie conozca los sitios que yo visito, pero no hace falta ir tan lejos.
Creo que todos hemos tirado alguna vez un papel al suelo, y creo que también todos hemos preferido en más de una ocasión un trayecto en coche a sobrevivir a esos días de lluvia en los que parece que se avecina un apocalipsis. Pero en los tiempos que corren, de vez en cuando, podríamos renunciar a un poquito de nuestra comodidad.
Vivimos en unos tiempos donde tenemos todo cuanto deseamos, donde se nos consiente aunque no sean las mejores épocas. No estamos en la Edad Media y tenemos medios suficientes para conseguir lo que queremos cuando lo queremos. Y sin embargo siempre queremos más, y siempre queremos lo mejor y lo más nuevo. ¿Qué nos cuesta vivir con un poquito menos?
Siempre he pensado que cuando nos dicen cosas como que debemos tratar de conseguir la paz en el mundo, acabar con la crisis o con la contaminación, nos hacen pensar a grandes rasgos cuando lo que debemos hacer es poner un poquito de nuestra parte pensando en cómo podemos ayudar nosotros, y no intentar ser superhéroes que quieren salvar el mundo. Siendo un poco realistas, no somos capaces de hacerlo.
No obstante, empezando por nosotros podemos hacer muchas cosas. Cuando vayamos por la calle, podemos esperar a llegar a una papelera y no tirar el envoltorio de un chicle o de un helado al suelo. Podemos separar la basura tal y como nos enseñan tantas veces en casa y en el colegio, apagar las luces cuando no hagan falta; podemos no comprar por comprar y comprar solo lo que necesitemos, utilizar la última hoja de la libreta que siempre pintarrajeamos para apuntar cualquier cosa que nos haga falta en algún momento sin necesidad de gastar trescientos folios, usar esas bolsas de tela que ahora hay por todas partes para ir a hacer la compra.
Al fin y al cabo no son grandes esfuerzos, son detallitos posibles en nuestro día a día, nuestra rutina. Detallitos que nos ayudan y que ayudan a los demás, que ayudan a nuestro entorno. Ya no solo por todo eso de contribuir con nuestro medio, sino también por reducir en la época por la que estamos pasando. Tenemos cabeza, y no es solo para peinarnos, también debemos ser conscientes de la realidad que nos absorbe. Y somos nosotros hoy en día, los jóvenes, quienes debemos mover las cartas a nuestro antojo. La partida no es otra que la de nuestro futuro y nuestra sociedad, y por mucho que otros ayuden, los jugadores somos nosotros. Debemos luchar, ayudar y poner nuestro granito de arena apostando por lo que queremos, por nuestras ambiciones. Y una de ellas es esa, aprovechar, saber vivir bien con lo justo, siendo todo eso que nos enseñan, en este caso un poco ecológicos, sin demasiados caprichos y con un poco de conciencia. A ninguno de nosotros se nos van a caer los anillos por meter el papel en el contenedor azul, la lata de coca-cola en el amarillo y las sobras de la comida en el verde. Muchos ya lo hacemos, ¿no? Y los demás no sé a qué están esperando, como he dicho antes, esto es como un juego y el juego ya ha empezado, el tiempo pasa y no va a esperar por nosotros. Así que sin más, vamos a ponernos en marcha, a sacarnos un as de la manga, y a ir a por todas. Vamos a jugar para ganar y a hacer con todas estas pequeñas cosas algo grande. Vamos a hacer de nuestro mundo un mundo mejor.

lunes, 11 de junio de 2012

Sorbiendo los grumitos del colacao.

Una sensación de incertidumbre la de no saber qué nos depara el mañana, el no saber qué va a ocurrir con nuestra vida, qué va a ser de nosotros, cómo nos va a ir. Es tan relajante y a su vez inquietante... No creo en el destino ni en la vida después de la muerte.Lo cierto es que me asustan más los vivos que los muertos. Me asustan muchas cosas, aunque no me guste hablar de mis miedos. El miedo es horrible, es una habitación oscura si escapatoria donde el silencio te pita en los oídos y puedes gritar pero nadie te escucha. ¿A quién le gusta el miedo? Sin embargo sí que me gusta la intriga, le da emoción a la vida. Prefiero no saber qué pasará al despertar, asomarme al dulce balcón de la ignorancia, para que al abrir los ojos, tal vez, pueda llevarme una alegría.


viernes, 1 de junio de 2012

Las estrellas se han escondido.

Adoro los yogures de limón, son mi perdición. Podría comerlos sin cansarme hasta hartarme. También me gustan los abrazos, me gusta que me los den porque siempre me ha cortado mucho darlos yo; me encantan los besos en el cuello, las caricias en la espalda, los "tequieros" bien bajitos y la crema catalana. Me conquista el sonido de una guitarra acústica, me pierde el tácto de las sábanas en las piernas y mi gran sueño es ver el Circo del Sol. No me gustan los finales demasiado felices, pero tampoco los trágicos, he llorado con Titanic pero no me ha ilusionado demasiado. Se me dan fatal las mates y sin embargo no las detesto. Mi mente es un verdadero caos, o al menos lo parece. También me gusta mi caos.


lunes, 28 de mayo de 2012

Cuando se sueña despierto.

El problema no es cuando nos quedamos sin palabras, el problema es cuando nos sobran. Qué bonito es el silencio y cuántas veces lo estropeamos. Vendería mi voz si a cambio el mundo pusiera una sonrisa por encima de los gritos, si valiera más un suspiro que un sollozo, una lágrima que un alarido. Pero no es el caso, y teniendo una visión realista jamás se dará la situación, como para tantas y tantas cosas que a veces se nos pasan por la cabeza y no sabemos por qué las imaginamos. Aunque pensándolo bien, si fuera muda no sé muy bien que haría. Si fuera muda... me comería tu pupilas, y cuando no lo hiciera, me perdería por ellas.


sábado, 26 de mayo de 2012

Lejos de aquí.

Me gusta darle formas a las nubes y ver cómo juegan a hacer carreras mientras yo estoy tirada en la hierba. Me gusta escuchar a los pájaros coordinados con el silencio formando una melodía y el rumor del agua acorde a ellos. Odio la soledad y sin embargo a veces me encanta estar sola, cerrar los ojos y dejar que el aire me acaricie las mejillas, juguetón. Me gusta descalzarme y sentir las gotitas de rocío resbalando por mis pies, saltar de piedra en piedra, rodar por las laderas y ver el mundo al revés. Me gustan las praderas y también los bosques, los arroyos, las cascadas, las lagunas. Lejos de la ciudad, del agobio, del estrés de la gente, de humo, de coches que aceleran y mentes que deceleran. Me gusta despejar, gritar sin que me miren, no tener que responder ante preguntas indiscretas. Todos necesitamos ser nosotros mismos alguna vez.

lunes, 21 de mayo de 2012

Nudos en la garganta.

Hay muchas sensaciones, muchos tipos de sentimientos. Muchos de ellos son malos, pero sin duda alguna el peor es la decepción. El fallarle a alguien, el que te fallen a ti, el haber un culpable y una culpa de por medio. El dolor siempre acompaña a esta sensación, van ligados. Y las mayores decepciones son aquellas en las que uno no es capaz de decir nada, en las que uno no es capaz de odiar, ni de guardar rencor, simplemente por el hecho de que la decepción es algo que se siente cuando alguien a quien quieres te hace daño. Hace frío, está de lluvia, no es un gran día. Hay fiesta, pero qué importa. Apaga y vámonos.


lunes, 14 de mayo de 2012

Somos polvo de estrellas.

Nos hacemos mayores y el mundo se hace viejo con nosotros. Dejamos atrás miradas ignorantes para pasar a las miradas de complicidad; dejamos de escondernos debajo de la cama cuando hay algo que nos inquieta. Nos aceleramos y a veces no somos capaces de frenar, llegan las responsabilidades, y esa vocecita llamada conciencia.Crecemos, y dejan de quedarnos pequeños los zapatos, cosa de la que nuestras madres se alegran. Aprendemos a reír, pero también a llorar, y a veces hacemos una montaña de un granito de arena. Nos despertamos con el despertador y no cuando llaman a la puerta con un "¡Despierta, que ya son las doce!" que muchas veces suena a histeria. También aprendemos a hacer tonterías y nos hacemos expertos en hacer gilipolleces, cometemos errores y ahí es cuando conocemos también a otra vocecita llamada orgullo. Poco a poco vamos perdiendo la inocencia, cayendo en eso que se llaman los siete pecados capitales, pero que a mí simplemente me parecen tentaciones de la vida, algo más que se nos plantea. Pero es que no es nada más que eso, la vida; esto es lo que llega y lo que se irá más pronto de lo que nos pensamos. Nunca he hecho caso de esa frase que dice  algo así como La vida es un ensayo de una obra que jamás se estrenará. Ahora mismo todos estamos en el escenario y el teatro está lleno de espectadores. Los hay de todo tipo. Hay gente que viene a ver la obra porque quiere vernos triunfar; otra no, otra quiere conducirnos directos al fracaso, y supongo que la otra entrará al espectáculo para curiosear. Tengo muy claro que mi vida ya está pasando, corriendo como un reloj de arena, que tardará más o menos tiempo en agotarse, pero me da igual. Siempre he tenido claro cómo he querido vivirla, y lo único que quiero es crecer sin ser mayor. No pienso dejar que se me escape lo que tengo amargándome mientras me devora una sociedad con la que muchas veces no estoy de acuerdo. Tampoco quiero marcharme de aquí siendo recordada, no me importa dejar huella, no creo que merezca hacerlo. Pero me iré de aquí cuando me vaya siendo lo que quiero, una niña. Siendo la niña que llevo siendo todo es tiempo. Es mi papel en mi teatro, y no tengo necesidad ninguna de actuar.