A pulso y boli bic




lunes, 1 de octubre de 2012

La sonrisa inocente se queda en los niños.

No sabía que eso del remordimiento de conciencia existía. Pensaba que era como el monstruo de debajo de la cama o los políticos sinceros. Pero que no os mientan, los remordimientos son reales. Y duelen. Duelen mucho.


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