A pulso y boli bic




sábado, 3 de noviembre de 2012

Cuando el frío se te cala en los huesos.

Llega un momento en la vida que los caminos de las personas se separan por diversas circunstancias. A veces nos encontramos con decisiones que rechazamos aceptar, pero que, supongo que con el paso del tiempo acabamos haciéndolo. 
Dicen que todo lo bueno tiene un final y me parece algo muy cierto. No voy a negar que a veces se pasa mal y aún hoy a veces tengo que enfrentarme a los fantasmas de los recuerdos. No son recuerdos malos, en absoluto, pero son recuerdos que hacen daño. Aún así después de todo, cada día tengo menos razones para estar triste y más motivos para sonreír.
A pesar de que ha cambiado todo me alegra que entre nosotros apenas haya cambiado nada, y es que no habría nada más doloroso que perder a alguien que me importa.
No olvides, pase el tiempo que pase, y sea de la forma que sea, que nunca vas a dejar de ser especial, que cuando me pregunten, hablaré de ti con una amplia sonrisa en la cara, una de esas que tú eras especialista en sacar.
¿Sabes cómo frustra engancharte a un libro y que se termine? Sí, sí que lo sabes. Esto es más o menos lo mismo. Tú no sólo has sido un simple capítulo, sino que has sido una historia, y de las que enganchan. Solo espero que, con el paso del tiempo, estés donde estés, que no te olvides de ella, que no te olvides de mí como una parte de tu vida, que no te olvides de mi nombre. Y no te olvides tampoco que, cuando seamos mayores, cuando seamos libres, por muy lejos que estemos, vamos a encontrarnos. Creo que dejamos asuntos pendientes, varios viajes por delante, yo un libro que escribir y tú un libro que leer. Tenemos alguna que otra promesa que cumplir.
Ahora creo que es el momento que yo guarde nuestro libro, nuestra historia. No voy a hacerlo en un armario, voy a hacerlo en mi memoria. No muy al fondo, pues podría perderse y sería un gran error por mi parte. Tampoco muy arriba, pues corro el riesgo de lastimarme con ella. Lo haré en el medio, para poder sacarlo cuando quiera sin que haga daño.
Ah, y una cosa más, pásate cuando quieras por mi bosque, siempre vas a ser mi invitado.
Atentamente, un pulpo que hace un tiempo se perdió en un garaje y ya va siendo hora de que salga.


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