A pulso y boli bic




lunes, 18 de junio de 2012

Aires de gran ciudad.

El calor húmedo se me pega en la piel, se escuchan los acordes a lo lejos de los músicos callejeros y el claxon de los coches que luchan desesperados por encontrar plaza para aparcar. Hay puestos de flores, el top manta está a la orden del día y el"one flor, one euro" es el himno oficial del parque Güell. La gente camina agitada sin pararse a mirar a ninguna parte, con maletines, bolsas de la compra, cochecitos de bebé. Demasiada gente, es un sitio demasiado grande, no es difícil perderse. A lo lejos el mar, un mar azul a juego con el cielo. Los jóvenes se tumban en los muelles, personas por todas partes, heladerías, chiringuitos, vendedores ambulantes. Se acerca la noche, hay fiesta pero no la fiesta que yo conozco. Me siento rara, fuera de lugar, me hablan inglés, yo no soy inglesa. Me gusta y a la vez todo es distinto para mí. Todo es raro, todo es fiesta, no hay preocupación alguna; bueno, sí, que no te roben, pero es secundario. No me voy a meter en el mar porque no me gusta pero la playa es bonita y el agua que me hace cosquillas en los pies no está fría. Nadie me conoce, nadie nos conoce y podemos ser quienes somos sin que nos importe que alguien nos mire mal. Somos jóvenes, claro que lo somos. Yo no viviría aquí, para nada, no podría; sin embargo a pesar de que este no sea mi sitio, estoy cómoda. Vale, sí, me gusta. No podría sentirme mejor, pero me quedo con eso que dicen de "como en casa, en ningún sitio".

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