A pulso y boli bic




jueves, 20 de octubre de 2011

No tienen por qué repelerse los polos con la misma carga.

Que por un momento se esfume el mundo. Ponte los cascos, escucha la canción de tu vida o tu canción del momento. Sube el volumen al máximo o déjalo al mínimo. Aparta cualquier cosa que se te pase por la cabeza, que la mente quede en blanco. Escucha cada nota, cada acorde, entiende sin entender y a la vez comprendiendo cada verso. Cierra los ojos, venga, disfruta de la sensación. Evade cualquier detalle intruso. Si, así es, por un momento existe solo tú. Y cuando acabe la canción, cuando el segundero se quede a cero, despierta de nuevo, y te darás cuenta de que no has estado sola. Siempre habrá alguien en ese mismo instante, experimentando ese hormigueo, dando rienda suelta a sus sueños. Porque a pesar de todo nunca estamos solos, siempre hay alguien igual, semejante, alguien capaz de entenderte, alguien con el que te sientes a gusto en todo momento, una media naranja u otra naranja entera. Y, aunque a veces esté muy lejos, otras está mucho más cerca de lo que pensamos.

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