A pulso y boli bic




miércoles, 21 de marzo de 2012

Que paren el mundo, que yo me bajo.

Me enseñaron que la vida no es de color de rosas y tras, hacerme de rogar, hace tiempo no tuve más remedio que asumirlo. El blanco no siempre va a ser negro, el vaso medio lleno termina por vaciarse y las golondrinas emigran porque el invierno es jodido. Normalmente lloras por niñeces que parecen problemas, hasta que un día llega un problema con nombre y apellidos. Pero cuando llega, no lloras. Supongo que aprendes que el silencio es un gran compañero y que pocas voces igualan su quietud. No te queda más remedio que ir deshaciendo los nudos que se te van formando en la garganta y pasarte noches y más noches dando vueltas en la cama. Ojalá que el "nada es para siempre" también sirva para algo más que los cuentos de hadas. Al parecer no son buenos tiempos para los soñadores.

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