A pulso y boli bic




lunes, 9 de abril de 2012

Goodbye holidays.

Son las 23:42 y la verdad es que me caigo de sueño, pero no tengo ganas de dormir. Mañana rutina, otra vez, qué horror, ¿no? El mundo vuelve a su curso, se despierta el espíritu laboral; las mañanas se quedan sin niños, que quedan encerrados en sus clases, atentos o todo lo contrario a explicaciones que después de las vacaciones no tienen ningún sentido. Tengo la costumbre de mirar por la ventana desde clase, veo cómo avanza el día mientras yo parezco estar congelada sin que corra el segundero de mi reloj. Que se detenga el tiempo una vez más. Quiero pasarme horas en la cama, quiero salir y desfasarme y al día siguiente reírme guardando la noche como una anécdota sin más, quiero no tener hora, quiero hablar hasta las tantas, salir por la mañana. Quiero pasarme horas tirada en el césped sin preocuparme de nada. Pero no puede ser. Bip. La alarma puesta, el uniforme fuera, la mochila perfectamente colocada. Adiós vida, hola rutina, sé que me echabas de menos.

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