A pulso y boli bic




martes, 15 de abril de 2014

My empire of dirt

La habitación era un cubo, un cubo negro de aristas perfectas. Las paredes, cristaleras translúcidas que daban a un mundo gris, y, sin embargo, cualquiera preferiría ese mundo gris a estar envuelto en tinieblas. ¿Cuál es la peor sensación para el ser humano? ¿El dolor, el arrepentimiento, los remordimientos, el sufrimiento, la soledad? Quién sabe, tal vez en ocasiones todas esas emociones se junten formando un auténtico instrumento de tortura. En la habitación hacía frío y el silencio se volvía el grito más ensordecedor. En la habitación sonaban todas las canciones tristes al unísono. En la habitación gritabas y nadie te escuchaba; temblabas, y nadie te arropaba; llorabas, y nadie secaba tus lágrimas. ¿Qué haces cuando te sientes solo en medio de la multitud? En la habitación te envolvían tus errores, te inundaban los recuerdos más amargos, te abandonaba la ilusión. ¿Quién te cuida cuando necesitas que alguien lo haga? En la habitación revoloteaban las pesadillas más horribles, se escuchaban los réquiems más tristes, salían todos los demonios de tus interiores más oscuros. ¿Cómo deshacer los nudos en la garganta que se forman antes del llanto? En la habitación siempre era de noche, siempre parecía invierno, la lluvía parecía calarte el pecho. En la habitación, no había nada. Y, a veces, la nada es lo que más duele.


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