A pulso y boli bic




lunes, 6 de febrero de 2012

Sin pausa pero sin prisa.

Iría al mar, pero prefiero las montañas. He nacido para ellas, el mar está salado, la arena pica. La montaña es tranquila, hablas con el silencio, juegas con las mariposas y puedes tirarte en la hierba a dormir. Si hay nieve, puedes deslizarte por las laderas, hacer un muñeco, empezar una guerra. No me gusta la gran ciudad porque el ruido y el ajetreo me estresan, sin embargo quiero conocer Berlín, Roma, Londres, Nueva York, tal vez París. Venga va, coge y llévame donde quieras, a una cala escondida de arena blanca y olas suaves, o a la cima más alta para que veamos al resto del mundo a nuestros pies. Nos vamos sin equipaje, con una mochila, los cascos y comida, eso que no falte. Si vamos al monte, abrígate bien que no quiero que te constipes, y si no, coge el bañador, porque en cuanto escuche el oleaje me zambulliré creando espuma tras de mí. Date prisa, siempre igual. ¡Corre! ¿No ves que ya he llamado a un taxi? 



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