A pulso y boli bic




domingo, 26 de febrero de 2012

2=1

Me da igual que odies que te respiren cerca porque yo voy a seguir haciéndolo; no me importa que cuando haya dos camas solo se ocupe una y esa siempre sea la mía; te permito alinear las zapatillas, darle golpes a la almohada e incluso seguiré acompañándote al baño aunque corra peligro de muerte. Te perdono que todavía no me hayas devuelto mi ropa porque yo todavía tengo esa cantidad impronunciable de un euro con diez céntimos que puede llevar a la decadencia del país sino la recuperas; dejaré que me cojas los peluches y duermas abrazada al Sr.Palo Pirata. Puedo pasar por alto que seas una adicta a la comida y solo sepas tragar, tragar y tragar, dejaré que me llames a las tantas en tus múltiples crisis si es necesario y bueno, intentaré no tirarte por ningún barranco cuando vayamos juntas al monte. Lo que quiero decirte con esto, es que cuando estés como estás ahora: viviendo en el sofá, viendo películas moñas pegada al portátil, escuchando canciones deprimentes y comiendo como una morsa en época estival; es que estoy aquí aunque no te diga que te quiero, porque sabes de sobra que el ego se te sube y no quiero que te emociones demasiado. Así que deja de apalancar tu vida entre cojines y rallarte por ralladas y estudia mates, que a todos nos hace falta. Sabes que te quiero mucho, y que eres la mejor.
PD: No te acostumbres a estas muestras de cariño, señorita mimosa.

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